12 de agosto de 2020

Angustias «la gitana».

 

He aquí una genuína intérprete del «cante jondo».

Como surge el agua del manantial, limpia e impetuosa, así salen los cantares de la garganta de esta artista singular y admirable.

Nacida en Granada, donde también pasó sus primeros años, la poesía que flota en aquel ambiente encantador se adueñó de su alma y enardeció sus sentidos, que se expansionaban en raudales de notas que se desgranaban de su privilegiada garganta expresando sus penas y sus alegrías, sus trabajos y fatigas, sus deseos y sus amores... Porque Angustias «la gitana» parece que ha nacido sólo para cantar, aunque de ello no se dio cuenta cuando niña, a pesar de que cantaba en todo momento: cuando estaba alegre, como cuando las penas la ahogaban, cuando trabajaba en sus labores, como cuando en ratos de ocio su espíritu se extasiaba y su mirada se perdía en la contemplación de los bosques de la Alhambra y en la visión imponderable de la vega granadina.

Hasta que hubo quien, dándose cuenta del tesoro que encerraba aquella garganta y del entusiasmo que había de despertar en los públicos su figura gentil, la aconsejó que se dedicase al teatro, particularmente a las variedades por estar más en armonía con su voz y con su apostura.

Y Angustias «la gitana» se dedicó al arte y triunfó desde el primer momento.

No fué su triunfo el que prestan el cortejo de amigos y adoradores, sino el de la artista que vale y tiene condiciones para imponerse al público, aunque no haya entre éste quien la conozca. 

Y así, de triunfo en triunfo, ha llegado a figurar Angustias «la gitana» entre las «estrellas» del género frivolo y, sobre todo, como una de las primeras —tal vez hoy la primera— intérpretes del «cante jondo» y de los demás cantos regionales.

Una cosa perjudica a esta artista: su excesiva modestia.

Bien está que la mujer no sea orgullosa; pero en este mundo del teatro, donde se vive entre tantas vanidades y rodeados de tanto oropel, quien poseyendo los encantos naturales y una voz tan privilegiada como la de.Angustias «la gitana», el no dejarse avasallar y procurar que se la tenga en el lugar que se merece no es fatuidad, sino poner las cosas en su justo medio y rendir tributo a la belleza y al arte.


La Canción popular. 1/9/1922, nº 9. (42 páginas).