31 de enero de 2020

INTERIORES DEL ALBAYZÍN

Vagando por las calles del Albayzin, nos sentimos invadidos por una paz inefable y divina que fluye de todo y se nos adentra en el alma, sahumándola con un aroma placentero y enervante. Ha quedado muy lejos de nosotros el tráfago bullidor de la ciudad moderna. La algarabía estridente del gentío y de los vehículos no nos atolondra ya los oídos los ojos pueden gozarse serenamente en el azul de los cielos, anchos y radiantes, libres de que los cables los rayen con trozos de insolente prosaísmo.

Aljibe de Trillo
 Diriase que el tiempo ha detenido su curso para  dormirse beatamente, a la sombra de un bancal coronado de pomposa verdura. Nuestra alma remansa también sus inquietudes, y apenas si anhela algo que no sea etéreo e inmortal. Todo lo que encontramos a muestro paso, un rígido ciprés tendiendo a la altura tras unas tapias blanco-azules, unas celosías, un escudo verdinoso ornamento de solariego casón nos infunde dolor por lo que fue y temor por lo que ha de ser.

Si pudiésemos vivir un momento que no pasase nunca, en que la corriente de las cosas remontase su carrera inexorable para deleitamos de nuevo con el cabrilleo cegador y el deslizar sonoro de aquéllas ondas que creíamos idas para siempre. Al pasar por una calle en silencio, hemos divisado una estancia encantadora. Una estancia donde no hay ningún reloj que, con su tic-tac implacable, despierte dormidas ansias y acalladas impaciencias.


Una estancia que tiene una gran ventana paramentada de madreselvas y geranios, que da sobre un jardín. Una estancia donde hay unos cuadros viejos y unas cornucopias, y unos libros... Todas las tardes leeríamos nosotros alguno de ellos, de vez en cuando levantariamos la vista para apacentarla en el huerto que tras la reja florida nos brinda el espejo rumoroso de una alberca bordeada de macetas, el perfume de unas rosas, el gorjeo de un pajarico encaramado allá en las camas de un árbol frutal, unos cipreses alzan sus copas verdinegras y escuetas con cierto monacal empaque en un rincón un mochuelo parece mirarnos con sus pupilas extrañas, redondas, como de fuego. La yedra trepa por un muro, y en maridaje gozoso con ella, muestra sus capullos trinfalmente un rosal, por entre unos tejadillos, y resaltando en la lejanía azul, despliega la Alhambra su perfil rojizo y evocador.

El atardecer nos sorprende en esta lectura sosegada y en esta visión aquietadora. Una viva emoción se ha apoderado totalmente de nosotros. El crepúsculo da a todo un suave matiz anaranjado que, a poco, se hace más encendido, luego se apacigua el ígneo fulgor,  y después, las cosas tienen una dulce tonalidad violeta. Los colores fuertes pierden su vivacidad, los contornos se desvanecen en una neblina sutil los lirios que esmaltan el suelo son ahora más cárdenos que nunca. En el horizonte arden todavía unas nubes, la alberca refleja el cielo enrojecido, y el agua parece sangre por su cristal tembloroso ha cruzado un instante la sombra de un pájaro.

Aljibe de San Nicolas
El sol ya se ha ido; los cipreses ostentan aún unas caperuzas bermejas que se esfuman al fin; las sombras han acabado por invadirlo todo. En muestra habitación no queda cosa alguna, parece que todo se fue con el día; las cornucopias, los cuadros, los sillones, la cómoda, la estantería, envueltos en tinieblas, no nos dicen nada, los espejos no recogen ya los raros colores del huerto que pretende avasallar la reja, introduciendo las flores por sus hierros labrados. En el cielo donde se apagaron por completo las purpúreas llamaradas crepusculares, tiembla un lucero.

Hemos cerrado el libro, dejando antes entre sus páginas descoloridas la cinta de un registro. La brisa embalsamada nos trae la vibración, majestuosa y cristalina de unas campanas, otras campanas más alejadas suenan también cristalinas y majestuosas, hallando en muestro  espiritu un eco de religiosidad y fe..

Por la ventana, enguirnaldada penetra, como antes, como siempre, la fragancia de las celindas y el sonar del surtidor.

Granada, 1915.


MELCHOR FERNÁNDEZ ALMAGRO 

8 de enero de 2020

MARIA LEJARRAGA, socialista en femenino singular

MARIA LEJARRAGA, socialista en femenino singular

María De La O Lejárraga García, Socialista, nacida en 1874 en San Millán de la Cogolla (La Rioja) fallecida en el exilio en Buenos Aires el 28 de Junio de 1974. Vivió según sus ideas y murió ciega, pobre y aislada del mundo sin haber podido ver como España, la tierra que tanto amaba, volvía a ser demócrata
En una de sus últimas cartas desde su exilio argentino, María decía:
"Las mujeres socialistas debemos enseñar, enseñar sobre todo una asignatura única: La solidaridad humana".
Fue una de las innumerables voces de la España Republicana que la guerra arrojó al exilio, aquellas voces que tenían un doble registro: el literario y el del compromiso social. Este fue el caso de María: pedagoga, literata, dramaturga, periodista, dominadora de idiomas, fundadora de sociedades en defensa de la mujer, diputada socialista por Granada en 1933; agregada comercial en la embajada española en Bélgica, bajo cuya tutela estuvieron cientos de niños refugiados en la guerra.
Estudió magisterio en Madrid, en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer de la que posteriormente seria profesora. A los veintitrés años se enamora de Gregorio Martínez Sierra, un joven de diecisiete años con el que se casa el 30 de noviembre de 1900. 
 
Antes de su unión se había iniciado la “colaboración literaria” entre ambos, las obras escritas por María son publicadas bajo el nombre de su marido, quien adquiere notoriedad como dramaturgo gracias a las dotes literarias de su mujer.
Realiza su primer viaje al extranjero para estudiar pedagogía lo que le marcó para el resto de su vida según reconoce en sus memorias ... "Bélgica fue mi iniciadora al socialismo". Allí descubrió que los muchachos y muchachas de la clase media hacían causa común con los trabajadores, y con ellos, entró por primera vez a una Casa del Pueblo.
En esta época publicó, en 1899, su primer libro: “Cuentos breves, lecturas recreativas para niños” obra que, paradójicamente, será la única que firmará con su nombre.
Según la prensa de la Época, aparecieron reseñas de esta publicación en los Diarios de Madrid “El Globo”, “El Imparcial”, “La Gaceta”  y “La Escuela Moderna”.

En 1901, ya amaneciendo su espíritu feminista y reivindicativo, dio una conferencia en las Jornadas Pedagógicas de Madrid con el titulo “Escuelas Profesionales para la mujer” del que se pueden extraer párrafos como este:
“La cuestión del trabajo de las mujeres es un asunto de altísimo interés, que ha entrado en España traído por la moda. Es una cuestión por contagio, una imitación mas de lo que se hace en Inglaterra, en Francia, en cualquier parte pasada la frontera. Menos mal que esta vez, en lugar de copiar una forma de manga ó un sombrero, copiamos un problema de vida: eso vamos ganando”.
Pero en 1906 Gregorio Martínez Sierra, su marido hasta la muerte ya que nunca se divorciaron, se enamora de la joven actriz Catalina Bárcena. Rafael Cansinos-Assens recoge, en sus Memorias, "Gregorio tiene alma de comerciante... Hasta aquí explotó el talento de su mujer... que es quien le escribe sus libros. Ahora va explotar la voz de oro de la Bárcena".
                     
Escribía María en silencio para Gregorio, y lo compartía en silencio con Catalina. Esta situación imposible se prolongó durante años, hasta que en 1922 Catalina tuvo una hija con Gregorio. Entonces María se separó por fin y se fue a vivir a Francia pero siguió escribiendo para su marido.
Gran amiga de Juan Ramón Jiménez y los intelectuales de su tiempo, es un caso especial el de Manuel de Falla el gran músico que al parecer les fue presentado al matrimonio por Tarrega, a través de su correspondencia su amistad fue tan leal y profunda como para convertirle en su confidente. A Falla le divertía el sentido del humor de María quien le llamaba en andaluz Don Manué, y al músico le debía hacer tanta gracia como para firmarse él en sus cartas a María, Don Manué, y alguna vez añadió, er de las músicas.

La obra literaria de María de la O Lejárraga, bajo el nombre de Gregorio Martínez Sierra, es copiosa. Pero esa es una faceta de su vida que dejo a los expertos en literatura y teatro. Pero no me puedo resistir a hacer una cita a “Canción de cuna” que seria traducida a varios idiomas y llevada al cine en cuatro ocasiones. La primera en Hollywood en 1933; la segunda en Argentina en 1941; la tercera versión, en 1961 dirigida por José María Elorrieta y la última de la mano de José Luis Garci en 1994.
Poco antes de la República, María activa militante socialista  centró su labor en dar conferencias destinadas a la formación cultural de la mujer, empezó a dar charlas feministas.
Era la Presidenta de la Asociación de Educación Cívica cuyo objetivo principal fue despertar a las mujeres de la clase media. A estas mujeres de la clase media iba dirigido principalmente su libro La mujer española ante la República, escrito en 1930. El libro lo inició con la siguiente cita: "La Patria, que para los hombres es La Madre, para las mujeres es El Hijo" y citando su opinión sobre el feminismo, dice:
  "El feminismo quiere sencillamente que las mujeres alcancen la plenitud de su vida, es decir, que tengan los mismos derechos y los mismos deberes que los hombres, que gobiernen el mundo a medias con ellos, ya que a medias lo pueblan, y en perfecta colaboración procuren su felicidad propia y mutua y el perfeccionamiento de la especie humana. Pretenden que lleven ellos y ellas una vida serena, fundada en la mutua tolerancia que cabe entre iguales , no en la rencorosa y degradante sumisión del que es menos, opuesta a la egoísta tiranía del que se cree más"
Fotografía de María Lejárraga , mirando a la cámara, junto a la también diputada socialista, además de periodista, pedagoga y escritora Matilde de la Torre (1884-1946) en la sesión inaugural de las Cortes que salieron de las elecciones de 1933 .
Elegida diputada en noviembre de 1933 por Granada. El hemiciclo de las Cortes Republicanas tuvo la oportunidad de oír la voz inteligente y sensible de María; la voz de una vocación incansable en contra de la injusticia y en favor de la igualdad.  Como dijo en una de sus intervenciones ante la Cámara de los Diputados "Es preciso si se quiere libertar al pueblo, librarle de la esclavitud del hambre y de la esclavitud del terror".  Me gustaría que leyeran aquí un extracto del pensamiento político de María Lejárraga, parte  de un discurso que pronunció en octubre de 1933 para la Asociación Socialista de Madrid:
 "La situación de España, como la situación de todo el mundo, es realmente temerosa. El sistema capitalista, la economía del siglo, se derrumba. Hay en el mundo millones de seres humanos que no pueden satisfacer las necesidades más importantes de su vida. Y esto ¿tal vez es porque la humanidad se ha multiplicado más que los medios de vida? De ningún modo. La humanidad tiene medios de producir tan eficientes que existe una superabundancia de productos. Hay demasiado de todo, pero lo producido se halla acumulado, cerrado en un solo almacén , del que se ha perdido la llave. El que abre éste almacén es el dinero . El dinero se gana trabajando . Pero como hay más productos que necesidades, no hace falta que todos trabajen. Hay parados. Y el que está parado no compra ni consume. El que tiene dinero, el privilegiado, puede usar de todos los bienes necesarios. El resto de la humanidad , la mayoría, carece absolutamente de lo necesario para poder vivir"
La noche del 17 de julio de 1936 al salir María del Ateneo le informan que en Marruecos se han sublevado los militares  bajo el mando de Franco.
Cuanta razón tenia cuando mas tarde escribió "... Nuestra bien nacida República. Nació en paz, y murió a mano armada". En el mes de noviembre de 1936, perteneciendo al Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo era enviada a la Delegación diplomática republicana de Berna como agregada comercial para Suiza e Italia. En el otoño de 1937 María se hace cargo de una colonia de niños evacuados de España... Al finalizar la guerra comienza un largo exilio con la huida a Francia donde se estableció en la Francia de Petain, en la ciudad de Niza junto a su hermana Nati, donde durante la segunda guerra mundial sufrió la ocupación nazi, la clandestinidad por ser republicana española, pasó inmensas penurias económicas hasta el punto de casi llegar a morir de hambre y tras la liberación de París, María de la O Lejárraga comprueba la dificultad de vivir en Francia como escritora. Antes de embarcarse rumbo a Nueva York, desde la ingenuidad o la valentía del que ya no tiene nada que perder escribía a su amiga Collice Portnoff: “No llevaré conmigo nada de Europa. Quiero empezar la vida completamente de nuevo, imitando a Cortes al desembarcar en el Nuevo Mundo, quemaré mis naves”.

De su exilio sabemos que Estados Unidos no fue su destino final, después de pasar por Arizona, vivirá en México donde por razones de salud tampoco encontró acomodo y en Septiembre de 1951 se trasladará definitivamente a Buenos Aires, donde a pesar de su edad comenzó a ganarse la vida de traductora realiza nuevos proyectos literarios y periodísticos en la Revista Maribel, dedicada al publico femenino. De allí es este texto que publico en Maribel en 1957 y repitió en La Prensa en 1966:
“Casi dieciséis años llevo viviendo en esta ciudad, ¿osaré decir “sin pena ni gloria”...? Penas no me faltaron como a nadie nacido de mujer... las muy ladinas acostumbran a ser compañeras fieles... De glorias, no puedo, ni aun si pudiese, querría presumir. Lo que se llama tal es un poco de espuma dorada por un fugitivo rayo de sol...” 
Tras una vida completa, pero llena de penalidades y dolor, a los 78 años publica en el exilio su autobiografía Gregorio y yo. Dos años más tarde publica Una mujer por caminos de España, otro libro biográfico en el que cuenta su emocionante vida política en una España hambrienta y desgarrada. María de la O Lejárraga murió en Buenos Aires, el 28 de junio de 1974, pocos meses antes de cumplir los cien años.

Epilogo:  La idea de justicia no la adquiere la mujer sino a fuerza de cultura . Y la incultura es nuestra tragedia. La tragedia española"
María Lejárraga, 1933
Paco Robles, Marzo de 2018