23 de junio de 2015

Un Alcalde ejemplar de Íllora

Hasta hace unos días, hemos asistido a una reñida campaña y sus correspondientes elecciones en los Municipios del Poniente. Después ha llegado la constitución de los Ayuntamientos, y en todos los medios de comunicación nos han enseñado a hablar de “pactos”, “coaliciones”, “promesas”, “amigos”, “enemigos políticos”, “partidos emergentes”, “traiciones” y otras lindezas. Pero al fin se ha resuelto y en cada Pueblo hay un Alcalde que, sin ánimo de polemizar sobre su color, espero sea el mejor para sus vecinos y que dedique sus esfuerzos a mejorarles las condiciones de vida.

Como me gusta comparar las cosas que hoy nos suceden con acontecimientos pasados, me ha vuelto a la memoria la figura de un gran Alcalde que tuvo Íllora durante la II República, Nicolás Jiménez Molina, socialista y albañil, que con el tiempo llegaría a ser el primer Diputado del Poniente granadino.

Revisando algunos datos de su paso por la alcaldía, compruebo dos cosas, una su espíritu social ya que se adelantó en más de 70 años a lo que hoy nos han prometido desde todos los partidos “Bolsas de Empleo eficaces y transparentes” y aquí os transcribo el acuerdo tomado en un Pleno de 1934 donde Nicolás lo ponía en práctica:
“Igualmente se acordó que se proceda a confeccionar el censo de obreros con la separación de secciones según el Artículo 5º del Decreto de 18 de Julio anterior y con vistas de las declaraciones hechas por los interesados, que al efecto se anuncie así en esta población como en los anejos, a fin de que pidan la inscripción todos aquellos a quienes pueda interesar”

La otra cosa, que me parece realmente ejemplar, es que en los primeros plenos de constitución del Ayuntamiento en lugar de discutir “y de lo mío qué” o “cuanto voy a cobrar por ser concejal” se tomaban acuerdos para mitigar la penuria y el hambre del pueblo, para atender a los más desprotegidos, para repartir el poco dinero que tenían entre los más necesitados, aquí os transcribo un acuerdo del pleno municipal y como se gastaba…

“Una, un importe de 16,50 pesetas para socorro a pobres transeúntes; otra de 25 pesetas para socorro a enfermos para traslado fuera de la localidad; otra de 201,40 pesetas pagadas por leche para el auxilio a enfermos y niños lactantes pobres, otra de 37,11 pesetas para la limpieza de los retretes del ayuntamiento…” 
Por el tiempo pasado, el cambio de monedas y hasta por que pagamos con dinero de plástico, estas cantidades nos pueden parecer pequeñas y poco significativas, pero si las comparamos con otros gastos ocurridos dos meses más tarde nos deben hacer reflexionar.
“682,40 pesetas para leche de enfermos y niños pobres y 366,25 para compra de alimentos para la cantina escolar, mientras que hay una partida de 4 pesetas para la limpieza de las fuentes públicas”
En conclusión, que no hay nada nuevo bajo el sol, que no se ganan unas elecciones por la cantidad de promesas emitidas, sino por el espíritu de servicio al pueblo que les vota.