22 de mayo de 2023

GUERNIKA











El bombardeo de Guernica es considerado uno de los episodios más trágicos y simbólicos de la Guerra Civil española (1936-1939), y ha sido objeto de debate y controversia desde entonces.

El 26 de abril de 1937, la ciudad vasca de Guernica fue bombardeada por la aviación alemana, que había sido enviada por el gobierno de Hitler para apoyar a las fuerzas franquistas en su lucha contra las fuerzas republicanas. La ciudad fue prácticamente destruida, y se estima que murieron entre 200 y 300 personas. El bombardeo de Guernica fue ampliamente condenado por la comunidad internacional, y ha sido objeto de numerosos análisis y estudios históricos. Para el bando republicano, el bombardeo fue visto como una muestra del carácter brutal y despiadado de sus enemigos fascistas, mientras que para los nacionalistas, fue presentado como una acción necesaria para acabar con la resistencia republicana en la región.

En cualquier caso, el bombardeo de Guernica se convirtió en un símbolo de la crueldad y la destrucción de la guerra, y ha sido recordado en la cultura popular a través de obras de arte, literatura y cine.

Es cierto que la Guerra Civil española supuso un cambio radical en la percepción de la obra de Picasso en España, donde hasta entonces no había sido muy valorado. Sin embargo, con el inicio del conflicto, muchos artistas e intelectuales se involucraron en la defensa de la República, y Picasso se convirtió en un referente para ellos.

El nombramiento de Picasso como director del Museo del Prado nunca llegó a materializarse, y se trató más bien de un gesto simbólico para reconocer la labor del artista en defensa de la República. De hecho, Picasso nunca regresó a España durante la Guerra Civil ni después, debido a su postura crítica hacia la dictadura franquista. Los grabados del Sueño y mentira de Franco son una muestra del compromiso político y antiautoritario de Picasso durante la Guerra Civil. En ellos, el artista utiliza la sátira y la caricatura para criticar la figura de Franco y la violencia de la guerra. La obra se convirtió en un símbolo de la resistencia cultural contra el régimen franquista y ha sido objeto de numerosos estudios y exposiciones en todo el mundo.

21 de mayo de 2023

EL CASO SOFICO


SOFICO fue la idea genial de Eugenio Peydró Salmerón, un empresario almeriense que había medrado en la Guerra Civil como fiel servidor del coronel José Ungría, jefe de los servicios secretos de Franco y clave en la quinta columna de Barcelona.

En diciembre de 1976, el juez especial encargado del caso Sofico envió el expediente a la Sala Segunda del Tribunal Supremo debido a que consideraba que los indicios de responsabilidad penal podrían extenderse a otros consejeros del grupo de empresas Sofico, incluyendo a algunos militares y miembros de la carrera judicial. Posteriormente, cuando se creó la Audiencia Nacional, un tribunal especializado en delitos de naturaleza compleja, incluyendo los delitos económicos, la Sala Segunda del Tribunal Supremo decidió enviar el caso a la Audiencia Nacional.

La decisión de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de enviar el caso a la Audiencia Nacional se basó en su estimación de que los presuntos indicios de criminalidad solo alcanzaban a las dos personas que ya estaban procesadas y no se extendían a otras personas que estaban sujetas a su jurisdicción debido a su cargo en la Administración del Estado. En resumen, el caso Sofico fue transferido de la Sala Segunda del Tribunal Supremo a la Audiencia Nacional debido a la complejidad del caso y la necesidad de un tribunal especializado en delitos económicos.

Según la información proporcionada, en 1974, cuando se produjo el escándalo del grupo de empresas Sofico, el Consejo de Administración estaba compuesto por los Peydró, padre e hijo, así como por otros miembros notables. Entre ellos se encontraban Rafael Cabanilles Prosper, teniente general; Hipólito Jiménez, abogado; Segismundo Martín Laborda, magistrado; José Matía López Pelegrín, intendente de Hacienda; Juan Losada Pérez, general de la Guardia Civil; Juan Martín Pariente, teniente coronel; y Luis Nieto Antúnez, ingeniero industrial.

Es importante destacar que algunos de estos miembros, como los militares y el magistrado, podrían haber estado sujetos a una jurisdicción especial debido a sus cargos en la Administración del Estado. Esto puede haber tenido implicaciones en la forma en que se manejó el caso, ya que algunas personas implicadas en el escándalo podrían haber estado protegidas por su posición en la jerarquía del Estado.