El matemático y enciclopedista egipcio al-Qalqasandi (Siglo XIV) señala que Guadix: «Es una ciudad hermosa, magnífica y muy inexpugnable, en la que abundan frutos y huertas».
El polígrafo Ibn al-Jatib (Siglo XIV), refrenda la información proporcionada por otros autores, como la abundancia de agua y de las tierras de regadío, señalando además la importancia de la producción de seda y de la minería del hierro del Cenete: «Y riegan su tierra numerosos canales y acequias que proporcionan frondosidad a las plantas.
La cosecha de fruta es abundantísima y se distingue especialmente la uva que producen sus huertos, los cuales están perfectamente regados. Tan fértil es su tierra que en cada año se recogen dos cosechas.
También destacan algunos autores árabes la calidad de algunas de las frutas que se cosechaban en la zona, como por ejemplo, las manzanas de Graena, denominadas challaníes, «grandes como calabazas y muy apreciables por su blancura, aroma, dulzura y bondad», así como las nueces y las peras, «algunas tan grandes que pesaban una libra».
Las nueces se producían en las faldas de Sierra Nevada, en las proximidades de Ferreira, pertenecientes al partido de Guadix. Esta zona era popularmente conocida con el nombre de Hisn al-yauz, «castillo de las nueces», porque en su término la producción de dicho fruto seco era abundante y de buena calidad.
Torres Balbás, Leopoldo: Ciudades Hispanomusulmanas. Madrid: 1970. Pág. 152. Bosch Vilá, Jacinto: Historia de Sevilla: La Sevilla Islámica, 712-1248. Sevilla, 1984. Pág. 281.
Al-Qalqasandi: Subh al-a‘sà fi kitabat al- Insa’, v. 5. Trad. de Luis Seco de Lucena. Valencia, 1975. Pág. 29.
Ibn al-Jatib: Mi‘yar al-Ijtiyar fi dikr al-ma‘hid wa-l-diyar. Ed. de M. K. Chabbana. Rabat, 1977. Págs. 130-131.
0 comments:
Publicar un comentario