31 de marzo de 2018

Francisco FERRÁNDIZ MARTÍN, Exhumaciones y politicas de la memoria en la España contemporánea.

Francisco FERRÁNDIZ MARTÍN, Exhumaciones y politicas de la memoria en
la España contemporánea.



RESUMEN
Este artículo presenta un balance provisional y ‘en progreso’ del impacto que el proceso de
exhumación de fosas comunes de la guerra civil está teniendo en la sociedad y en la cultura
política española, como parte de un proceso de revisión del pasado traumático más amplio
y con ramificaciones y actores sociales múltiples. Parte de la hipótesis de que las
exhumaciones están aportando a la sociedad española de principios del siglo XXI, en pleno
debate sobre su identidad y su organización territorial, información altamente perturbadora
–y para muchos viejos y jóvenes, aunque por distintas razones, desconcertante— sobre
nuestro pasado, nuestro presente, y también nuestro futuro como una entidad política
viable. La apertura de fosas se corresponde en algunos sectores sociales con un
cuestionamiento de la prestigiosa transición española como pacto político de convivencia
perdurable.
Palabras clave: Antropología de la memoria, políticas de la memoria, institucionalización de
la memoria, políticas de victimización, trauma social, represión política, exhumaciones,
historia oral, duelo.



Descarga gratuita en pdf: http://hispanianova.rediris.es/7/dossier/07d003.pdf

Francisco FERRÁNDIZ MARTÍN, Exhumaciones y politicas de la memoria en la España contemporánea.

Francisco FERRÁNDIZ MARTÍN, Exhumaciones y politicas de la memoria en la España contemporánea.

RESUMEN Este artículo presenta un balance provisional y ‘en progreso’ del impacto que el proceso de exhumación de fosas comunes de la guerra civil está teniendo en la sociedad y en la cultura política española, como parte de un proceso de revisión del pasado traumático más amplio y con ramificaciones y actores sociales múltiples. Parte de la hipótesis de que las exhumaciones están aportando a la sociedad española de principios del siglo XXI, en pleno debate sobre su identidad y su organización territorial, información altamente perturbadora –y para muchos viejos y jóvenes, aunque por distintas razones, desconcertante— sobre nuestro pasado, nuestro presente, y también nuestro futuro como una entidad política viable. La apertura de fosas se corresponde en algunos sectores sociales con un cuestionamiento de la prestigiosa transición española como pacto político de convivencia perdurable. Palabras clave: Antropología de la memoria, políticas de la memoria, institucionalización de la memoria, políticas de victimización, trauma social, represión política, exhumaciones, historia oral, duelo.

Descarga gratuita en pdf: http://hispanianova.rediris.es/7/dossier/07d003.pdf

Francisco Ortiz de JSU

Francisco Ortiz nació un 12 de noviembre de 1919 en Santisteban del Puerto (Jaén) en el seno de una familia humilde y campesina, condición que le llevaría muy pronto a la toma de conciencia de clase y a luchar por revertir el estado de las cosas.

Como miembro de las juventudes socialistas unificadas, con el golpe de Julio de 1936, no duda en alistarse en las milicias populares y más tarde en el ejército para la defensa de la República donde tiene un papel destacado en la toma del santuario de Santa María de la Cabeza en Andújar (Jaén) contra las tropas del capitán Cortés.
Asciende hasta capitán de carabineros (en la foto) y combate en los frentes de Brunete, Guadalajara y el Ebro antes de cruzar los Pirineos en el invierno de 1939 camino del exilio y con un nuevo e inesperado destino urdido por el gobierno francés: el campo de internamiento de Septfonds cerca de Montauban, que junto a los del Rosellón francés concentraron a decenas de miles de republicanos en pésimas condiciones de vida.

Ante estas circunstancias ingresa en mayo de 1939 en los Regimientos de Marcha de Voluntarios Extranjeros del ejército francés y es destinado a la frontera belga ante el peligro de una guerra que se veía como inevitable.
Con la invasión alemana de Francia en mayo de 1940 es apresado y conducido al Stalag o campo de prisioneros XII-D, cerca de la ciudad germana de Tréveris en la frontera con Luxemburgo. En abril de 1941 es deportado a Mauthausen con el número de matrícula 4245. En el campo de Mauthausen desarrolla una importante labor dentro de la lucha clandestina que preparaba la liberación que pudo celebrar el 5 de mayo de 1945 pese a su deplorable estado de salud.

La izquierda del PSOE (1935-1936) - Santos Juliá Díaz





Una importante fracción del partido socialista y de la Unión General de Trabajadores adopta en España, a partir del año 1933, un lenguaje radical y anuncia su propósito de conquistar el poder a cualquier precio. Intoxicación según unos, transformación revolucionaria para otros, el fenómeno de la radicalización del PSOE -fundamental para el futuro del movimiento obrero y de la misma República- se trata aquí desde una perspectiva predominantemente política, en un intento de definir los contenidos concretos de esa radicalización y su alcance práctico dentro del movimiento socialista y de los partidos y sindicatos de la clase obrera. El análisis de esos contenidos y propuestas políticos permite definir el carácter de la radicalización, imposible en las puras reducciones psicologistas o en las pretenciosas totalizaciones pseudoestructuralistas. Más modestamente, el tipo de organización de los partidos y sindicatos socialistas y, por tanto, la composición de sus órganos dirigentes bastan para explicar las limitaciones políticas de aquel radicalismo y sus trágicas carencias finales. En una oligarquía sindical radical izada, que se apoya en la ideología elaborada por un grupo de intelectuales y periodistas, es donde radica, a fin de cuentas, la explicación de la parálisis política del socialismo. Porque esa oligarquía, que proclamó mil veces la toma del poder, carecía del instrumento adecuado para su conquista y no supo cómo construirlo. Santos Juliá (n. 1940) se licenció en Ciencias Políticas y Sociología. Cursó estudios en París y en Stanford.

La izquierda del PSOE (1935-1936) - Santos Juliá Díaz


Una importante fracción del partido socialista y de la Unión General de Trabajadores adopta en España, a partir del año 1933, un lenguaje radical y anuncia su propósito de conquistar el poder a cualquier precio. Intoxicación según unos, transformación revolucionaria para otros, el fenómeno de la radicalización del PSOE -fundamental para el futuro del movimiento obrero y de la misma República- se trata aquí desde una perspectiva predominantemente política, en un intento de definir los contenidos concretos de esa radicalización y su alcance práctico dentro del movimiento socialista y de los partidos y sindicatos de la clase obrera. El análisis de esos contenidos y propuestas políticos permite definir el carácter de la radicalización, imposible en las puras reducciones psicologistas o en las pretenciosas totalizaciones pseudoestructuralistas. Más modestamente, el tipo de organización de los partidos y sindicatos socialistas y, por tanto, la composición de sus órganos dirigentes bastan para explicar las limitaciones políticas de aquel radicalismo y sus trágicas carencias finales. En una oligarquía sindical radical izada, que se apoya en la ideología elaborada por un grupo de intelectuales y periodistas, es donde radica, a fin de cuentas, la explicación de la parálisis política del socialismo. Porque esa oligarquía, que proclamó mil veces la toma del poder, carecía del instrumento adecuado para su conquista y no supo cómo construirlo. Santos Juliá (n. 1940) se licenció en Ciencias Políticas y Sociología. Cursó estudios en París y en Stanford.

30 de marzo de 2018

Lectura de la sentencia de Responsabilidades Politicas de 1940 contra Blas Infante



Lectura de la sentencia dictada en 1940 contra Blas Infante:



“En la ciudad de Sevilla a cuatro de mayo de mil novecientos cuarenta.

Visto por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, el expediente número 214 de su
registro, contra DON BLAS INFANTE PÉREZ, hoy fallecido, que era de 51 años, casado, Notario y
vecino de Coria del Río.



RESULTANDO: Que DON BLAS INFANTE PÉREZ formó parte de una candidatura de tendencia
revolucionaria en las elecciones de 1932; en los años sucesivos hasta 1936 se significó como
propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz, y según la
certificación del folio 46 falleció el 10 de agosto de 1936 a consecuencia de la aplicación del
Bando de Guerra.
El Sr. Infante dejó cuatro hijos menores y una finca rústica con 138 pesetas
de líquido imponible, donde existe una casa después con 30.000 pesetas de valor aproximado.



RESULTANDO: Que en la tramitación de este expediente se han observado las formalidades
legales.



CONSIDERANDO: Que acreditando en las actuaciones la aplicación al inculpado DON BLAS
INFANTE PÉREZ, del Bando de Guerra dictado por la Autoridad militar de la Región lo que
supone en él una actitud de grave oposición y desobediencia al mando legítimo y de las
disposiciones del mismo emanadas.

CONSIDERANDO; Que los hechos probados constituyen para Don Blas Infante Pérez, un caso de
responsabilidad política de carácter grave previsto en el apartado L) del artº 4º de la Ley de 9 de
febrero de 1939, que considera incursión en responsabilidad política y sujetos a la
correspondiente sanción a los que se hubieran opuesto de manera activa al Movimiento
Nacional.

CONSIDERANDO: Que no procede apreciar circunstancias modificativas de dicha
responsabilidad.
Vistos los artículos 8, 10, 12 y 13 con los demás de aplicación general.



FALLAMOS Que debemos condenar y condenamos a Dos Blas Infante Pérez, como incurso en
un caso de responsabilidad política de carácter grave a la sanción de 2.000 pesetas, librándose
para notificar esta resolución a la Viuda del inculpado, por sí y en representación de sus hijos
menores
orden al Juez Instructor Provincial de Sevilla.
Juzgándolo así por nuestra sentencia la pronunciamos, mandamos y firmamos, Rafael Ahiño.-
Francisco Díaz Plás.- Francisco Summers.- rubricados”.



Esta misma aberración jurídica, que ponía de manifiesto que ni siquiera la muerte de la víctima
era suficiente para aplacar la ira represora de los verdugos, se reprodujo en las resoluciones o
sentencias dictadas por el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo, instituido
por Ley de 1 de marzo de 1940, que creaba figuras delictivas como “pertenecer a la masonería,
al comunismo y demás sociedades clandestinas…
” y establecía penas gravísimas de reclusión
menor y mayor, así como de separación o inhabilitación perpetua para ciertos cargos públicos y
privados, de confinamiento y de expulsión, aunque el inculpado hubiese fallecido.

Lectura de la sentencia de Responsabilidades Politicas de 1940 contra Blas Infante

Lectura de la sentencia dictada en 1940 contra Blas Infante:

“En la ciudad de Sevilla a cuatro de mayo de mil novecientos cuarenta.
Visto por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, el expediente número 214 de su registro, contra DON BLAS INFANTE PÉREZ, hoy fallecido, que era de 51 años, casado, Notario y vecino de Coria del Río.

RESULTANDO: Que DON BLAS INFANTE PÉREZ formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1932; en los años sucesivos hasta 1936 se significó como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz, y según la certificación del folio 46 falleció el 10 de agosto de 1936 a consecuencia de la aplicación del Bando de Guerra. El Sr. Infante dejó cuatro hijos menores y una finca rústica con 138 pesetas de líquido imponible, donde existe una casa después con 30.000 pesetas de valor aproximado.

RESULTANDO: Que en la tramitación de este expediente se han observado las formalidades legales.

CONSIDERANDO: Que acreditando en las actuaciones la aplicación al inculpado DON BLAS INFANTE PÉREZ, del Bando de Guerra dictado por la Autoridad militar de la Región lo que supone en él una actitud de grave oposición y desobediencia al mando legítimo y de las disposiciones del mismo emanadas.
CONSIDERANDO; Que los hechos probados constituyen para Don Blas Infante Pérez, un caso de responsabilidad política de carácter grave previsto en el apartado L) del artº 4º de la Ley de 9 de febrero de 1939, que considera incursión en responsabilidad política y sujetos a la correspondiente sanción a los que se hubieran opuesto de manera activa al Movimiento Nacional.
CONSIDERANDO: Que no procede apreciar circunstancias modificativas de dicha responsabilidad. Vistos los artículos 8, 10, 12 y 13 con los demás de aplicación general.

FALLAMOS Que debemos condenar y condenamos a Dos Blas Infante Pérez, como incurso en un caso de responsabilidad política de carácter grave a la sanción de 2.000 pesetas, librándose para notificar esta resolución a la Viuda del inculpado, por sí y en representación de sus hijos menores orden al Juez Instructor Provincial de Sevilla. Juzgándolo así por nuestra sentencia la pronunciamos, mandamos y firmamos, Rafael Ahiño.- Francisco Díaz Plás.- Francisco Summers.- rubricados”.

Esta misma aberración jurídica, que ponía de manifiesto que ni siquiera la muerte de la víctima era suficiente para aplacar la ira represora de los verdugos, se reprodujo en las resoluciones o sentencias dictadas por el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo, instituido por Ley de 1 de marzo de 1940, que creaba figuras delictivas como “pertenecer a la masonería, al comunismo y demás sociedades clandestinas…” y establecía penas gravísimas de reclusión menor y mayor, así como de separación o inhabilitación perpetua para ciertos cargos públicos y privados, de confinamiento y de expulsión, aunque el inculpado hubiese fallecido.

29 de marzo de 2018

Alrededor de 50.000 exiliados a América


Un dato significativo sobre la composición del exilio republicano, lo constituye el altísimo componente porcentual de intelectuales, científicos, profesores, artistas y, en general, gente del pensamiento y la cultura, que lo configuraba. Personas cuyas simples ideas hubieran constituido en sí mismas una buena excusa para la represión franquista. Las cifras sobre este tipo de exilio intelectual resultan clarificadoras. Sólo de entre los alrededor de 50.000 exiliados a América se contaban:







“2 premios Nobel; 891 funcionarios públicos (dedicados a la industria, la técnica, la enseñanza, seguros, Banca, etc.); 501 maestros de Primaria; 462 profesores de Universidad, Liceos, Institutos, Normales y Escuelas Especiales; 434 abogados, magistrados, jueces, notarios, etc…; 375 médicos, farmacéuticos y veterinarios; 361 técnicos y peritos en sus diversas especialidades: agrícolas, textiles, electrónicas, marítimas, papel, petróleo, construcción, etc…; 284 militares y profesionales de todas las armas (dedicados en América a la industria, la técnica, la enseñanza, seguros, etc...); 214 ingenieros en sus diversos grupos; 208 catedráticos; 146 ejecutivos bancarios, de finanzas, economistas, administradores, etc…; 109 escritores y periodistas; 28 arquitectos. Dentro del conjunto de la emigración, se calcula en cinco mil el número de intelectuales que salieron, entendiendo por tales todos aquellos que tuvieran una cierta notoriedad en profesiones liberales, artísticas, literarias o docentes”.







¿Se puede imaginar lo que esa sangría significó para la educación, la cultura, la ciencia y la industria española? ¿Cómo se valora lo que esa avalancha aportó en sus respectivas disciplinas a los países que los acogieron? 







“En determinados momentos, la Universidad Nacional Autónoma de México tuvo un 60 por 100 de profesores españoles o de origen español. Y en una Feria del Libro celebrada en la ciudad de México en 1960, los exiliados españoles participaron con una sección propia; según el catálogo que se repartía en dicha sección, existía una representación de 970 autores con 2.034 obras. Ello constituía la presencia física española en aquella Feria del Libro, pero además se daba cuenta de un fichero con 12.000 folletos, ensayos, artículos y traducciones de los que eran autores españoles residentes en América”.









De 1939 a 1942, entre veinte y treinta mil republicanos españoles llegaron a México en barcos que se llamaban Ipanema, Mexique, Nyasa, Flandra o Champlain, fletados para la ocasión por las organizaciones españolas de ayuda a los exiliados y la colaboración del gobierno mexicano. 

Alrededor de 50.000 exiliados a América

Un dato significativo sobre la composición del exilio republicano, lo constituye el altísimo componente porcentual de intelectuales, científicos, profesores, artistas y, en general, gente del pensamiento y la cultura, que lo configuraba. Personas cuyas simples ideas hubieran constituido en sí mismas una buena excusa para la represión franquista. Las cifras sobre este tipo de exilio intelectual resultan clarificadoras. Sólo de entre los alrededor de 50.000 exiliados a América se contaban:

“2 premios Nobel; 891 funcionarios públicos (dedicados a la industria, la técnica, la enseñanza, seguros, Banca, etc.); 501 maestros de Primaria; 462 profesores de Universidad, Liceos, Institutos, Normales y Escuelas Especiales; 434 abogados, magistrados, jueces, notarios, etc…; 375 médicos, farmacéuticos y veterinarios; 361 técnicos y peritos en sus diversas especialidades: agrícolas, textiles, electrónicas, marítimas, papel, petróleo, construcción, etc…; 284 militares y profesionales de todas las armas (dedicados en América a la industria, la técnica, la enseñanza, seguros, etc...); 214 ingenieros en sus diversos grupos; 208 catedráticos; 146 ejecutivos bancarios, de finanzas, economistas, administradores, etc…; 109 escritores y periodistas; 28 arquitectos. Dentro del conjunto de la emigración, se calcula en cinco mil el número de intelectuales que salieron, entendiendo por tales todos aquellos que tuvieran una cierta notoriedad en profesiones liberales, artísticas, literarias o docentes”.

¿Se puede imaginar lo que esa sangría significó para la educación, la cultura, la ciencia y la industria española? ¿Cómo se valora lo que esa avalancha aportó en sus respectivas disciplinas a los países que los acogieron? 

“En determinados momentos, la Universidad Nacional Autónoma de México tuvo un 60 por 100 de profesores españoles o de origen español. Y en una Feria del Libro celebrada en la ciudad de México en 1960, los exiliados españoles participaron con una sección propia; según el catálogo que se repartía en dicha sección, existía una representación de 970 autores con 2.034 obras. Ello constituía la presencia física española en aquella Feria del Libro, pero además se daba cuenta de un fichero con 12.000 folletos, ensayos, artículos y traducciones de los que eran autores españoles residentes en América”.

De 1939 a 1942, entre veinte y treinta mil republicanos españoles llegaron a México en barcos que se llamaban Ipanema, Mexique, Nyasa, Flandra o Champlain, fletados para la ocasión por las organizaciones españolas de ayuda a los exiliados y la colaboración del gobierno mexicano. 

ROSITA DÍAZ GIMENO, estrella cinematográfica, nuera de don Juan Negrín


La fabulosa historia de ROSITA DÍAZ GIMENO, estrella cinematográfica, nuera de don Juan Negrín, exiliada y primera actriz anónima de la historia del cine


























Rosita Díaz Gimeno --quizás con Imperio Argentina la actriz de mayor popularidad del cine español de preguerra-- se acababa de casar en 1939 con el neurocirujano (y aviador durante la guerra) Juan Negrín Fidelman, hijo mayor del médico y fisiólogo Juan Negrín López, Presidente de la República, con el que veía manteniendo relaciones desde hacía algún tiempo, y que tras la boda adoptó y dio su apellido al hijo natural que la actriz había tenido en 1926, tras un matrimonio juvenil con el también actor, aunque de menor futuro, Paco Alagón, que acabó en separación primero y luego en divorcio, al que no pudieron acceder hasta la llegada de la República, que lo legalizó.









Sin embargo, la enorme popularidad de que gozaba no la había ganado por influencias políticas familiares ni por escándalos morales, sino por el intenso y valioso trabajo que había realizado en el cine y el teatro. Rosita Díaz Gimeno se había iniciado muy joven en los escenarios formando parte de la prestigiosa compañía de Gregorio Martínez Sierra (el dramaturgo que jamás escribió un texto, laboriosa tarea que dejaba a su esposa, la muy interesante María Lejárraga) y Catalina Barcena (de renombre similar entonces al de Margarita Xirgu) y había sido la primera actriz española en rodar para la Paramount en los parisinos estudios de Joinville, donde se destetó artísticamente a los pechos de Imperio Argentina.







Al filo de la llegada de la República Rosita era ya una estrella cinematográfica en España, donde había trabajado con los directores más prestigiosos, tales que Benito Perojo o Florián Rey. En 1934 la reclamó Hollywood y allí, en la FOX, protagonizó sus propias películas, no simplemente versiones de films en inglés, que obtuvieron un destacado éxito, al parecer, entre los públicos latinos, pues estaban habladas en español y españoles eran los temas, la adaptación de “Angelina o el honor de un brigadier”, de Enrique Jardiel Poncela y de “Rosa de Francia”, con argumento de Luis Fernández Ardavín y Eduardo Marquina.







El estallido de la guerra civil la pilló en Córdoba, donde estaba rodando los exteriores de la película que protagonizaba, “El genio alegre”, basada en la obra de los hermanos Quintero y dirigida por Fernando Delgado.









El inmediato triunfo de los sublevados y el descontrol provocado por el alzamiento obligaron a la suspensión del rodaje. Aunque la actriz había mostrado en numerosas entrevistas y apariciones públicas sus ideas progresistas y su fidelidad a la República, tampoco tenía una personalidad política tan definida como para ser víctima inmediata de la represión. Rosita era una mujer moderna, deportista, lectora, cosmopolita y con un sentido liberal y abierto de la moral y el sexo. De alguna forma venía a representar la nueva mujer de la República, con la que evidentemente simpatizaba, pero su ideología no iba más allá. No parece que diera el perfil, además era famosa, de víctima propiciatoria de los sublevados. Sin embargo, todo parece que se volvió en su contra. En los días en que permaneció en el hotel pensando lo que podía hacer --y hablándolo con otros miembros de la película, también republicanos, que igualmente serían detenidos y alguno de ellos acabó en el exilio-- recibió una llamada telefónica que despertó la voracidad represora de las nuevas autoridades.









Quien la llamaba desde Madrid era su novio, Juan Negrín Fidelman, con la intención de conocer la situación en que se encontraba, y, es de suponer, para intentar ayudarla. Parece ser que la llamada fue interceptada o escuchada, y el simple nombre del interlocutor debió despertar las sospechas suficientes como para detener a la actriz, aunque su encierro duro breve tiempo. Días cuentan unos y meses aseguran otros, que sobre esto no se ponen de acuerdo los que saben. También hay fuentes que indican que quien delató la llamada recibida por Rosita fue su coprotagonista, Fernando Fernández de Córdoba, falangista de primera hora que pasaría a la historia por ser el locutor que tres años después le puso voz al histórico parte de guerra del Caudillo que comenzaba con la famosa frase “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo…”









Fuera cual fuera la verdad de aquel momento confuso, que parece ser que Rosita era dada a fantasear cuando hablaba de sí misma, el hecho es que la actriz consigue abandonar la España sublevada en mayo de 1937, cuando ya se habían publicado, en la otra zona, claro, noticias de su fusilamiento y, según algún estudioso posterior, tal vez formando parte de un intercambio con presos facciosos, negociaciones en las que hubiera participado quizás el mismísimo cuñado del Caudillo, Ramón Serrano Suñer. Salió a Francia por Irún y cuentan, sin mayor apoyatura documental, que al otro lado de la frontera la esperaba Benito Perojo para ofrecerle ir con él a Alemania a rodar allí películas como las que luego él dirigiría, pero con Estrellita Castro como protagonista. La actriz rechazó la oferta, y muy por el contrario, tras un nuevo interludio hollywoodense para protagonizas “La vida bohemia” (John Alton-Josef Berne-Edgar G. Ulmer, 1937), regresa a la España republicana para regularizar al fin su relación con Juan Negrín Fidelman, con quien partió definitivamente al exilio a la derrota de la República.









Con Juan Negrín en Barcelona.
1980


Instalada en Nueva York con el resto de la familia Negrín, desarrolló una intensa actividad interpretativa y cultural, tanto en Estados Unidos como en México. En el primer país, además de participar como actriz en numerosos montajes teatrales en español y en inglés (“La casa de té de la luna de agosto”, por ejemplo), compartió con frecuencia conferencias y seminarios en diversas universidades y fue miembro de honor de las de Hoffstra y Princeton y de la Asociación de Licenciados y Doctores de Estados Unidos. Una larga marcha del mundo de los cómicos al de los académicos que cuenta mucho sobre la personalidad de la actriz.







En México protagonizó las que serían sus tres últimas películas: “Pepita Jiménez”, adaptación de la novela de Juan Valera, que dirigió el que entonces era la estrella emergente entre los nuevos realizadores mexicanos, Emilio “Indio” Fernández, “El último amor de Goya” (1946), del también exiliado español (y guionista habitual de Cantinflas) Jaime Salvador, y “El canto de la sirena” (1948), bajo la batuta del estadounidense Norman Foster, al que se deben algunas joyas del cine más cutre como la serie de Charlie Chan. Fueron tres películas, especialmente las dos primeras, de prestigio y que tuvieron buena acogida, sin embargo Rosita Díaz Jimeno, que tenía 37 años (según ella, porque según otros ya había llegado a los40) decidió dejar la pantalla para siempre, dedicándose en exclusiva a la labor teatral y docente hasta su fallecimiento en Nueva York en 1986.









Con Luis Buñuel en USA. 1940


En un país y otro mantuvo una intensa relación con Luis Buñuel, al que había conocido en España y con quien, ya en el exilio planeo proyectos conjuntos que no llegaron a realizarse. La historia, que al parecer se inició en Nueva York, donde él sobrevivía en el, debió tener su aquel, aunque sin salirse de los límites del platonismo amoroso más estricto. Según le confesó Buñuel por carta a su amigo Max Aub estaba “enamorado” de ella, aunque la historia no hubiera cuajado en nada tangible porque para él “la mujer de un amigo es sagrada”.







Aún cabe un breve epílogo para esta historia de Rosita Díaz Gimeno. Nada más acabada guerra, necesitados como estaban los vencedores de dar la impresión de que todo había entrado en la mayor normalidad, se reanudó el rodaje interrumpido, y finalmente “El genio alegre” se estrenó en diciembre del mismo 1939. Dado que tanto Rosita como otros intérpretes de la película se habían exiliado, entre ellos los actores Anita Sevilla y Edmundo Barbero, que acabaron su vida artística en México y El Salvador respectivamente, hubo que utilizar dobles en los planos que faltaban por filmar y doblar totalmente sus voces en la copia final, de manera que los espectadores vieron a los actores que ya conocían pero con nuevas voces.







Pero ese no fue el único estropicio. Es sabido que el franquismo utilizó como forma de censurar los films estadounidenses la eliminación en toda la publicidad de los hombres de los actores que  se habían solidarizado con la República durante la guerra civil. Tal fue el caso, por ejemplo, de Bette Davis, Douglas Fairbanks o John Garfield, que en los carteles de “Los peligros de la gloria” era anunciado como “el formidable actor de ‘Contra el imperio del crimen’”.









Sin embargo, para Rosita Díaz Gimeno y los otros intérpretes exiliados de “El genio alegre” aquello no era bastante. Los censores, que siempre entendieron mucho de cine, decidieron suprimir su nombre de los carteles, las informaciones y la publicidad de la película, como hacían con los americanos, sino que los borraron incluso de los títulos de crédito. Un hecho que convierte a Rosita Díaz Gimeno en la primera, y probablemente única, protagonista anónima de la historia del cine.







El exilio de la actriz y el silencio sobre su nombre impuesto por el franquismo impidieron que Rosita Díaz Gimeno ocupara en la historia del cine español el papel que sin duda le hubiera correspondido de ser otras las circunstancias históricas que le tocó vivir. Tanto es así, que quien consulte Wikipedia encontrará su vida reducida a 10 líneas contadas y tan solo se citan someramente cuatro de sus películas. Creo que en La Historia hay historias, como esta, que merecen ser recordadas. Dado que de una actriz se trata, tal vez lo más provechoso sea recopilar su filmografía completa (espero que lo sea), que en internet no he encontrado con los la ficha técnica y artística correspondiente que incorporo. La relación no es demasiado larga, tan sólo 16 títulos en 18 años de carrera cinematográfica, ni son de especial importancia sus películas, aparte de sus circunstancias históricas. Sin embargo, la lista resulta representativa de lo que esta actriz y persona relevante pudo haber sido en España y no le dejaron ser.





http://tocapelotas1.rssing.com/chan-15353172/all_p12.html

ROSITA DÍAZ GIMENO, estrella cinematográfica, nuera de don Juan Negrín

La fabulosa historia de ROSITA DÍAZ GIMENO, estrella cinematográfica, nuera de don Juan Negrín, exiliada y primera actriz anónima de la historia del cine







Rosita Díaz Gimeno --quizás con Imperio Argentina la actriz de mayor popularidad del cine español de preguerra-- se acababa de casar en 1939 con el neurocirujano (y aviador durante la guerra) Juan Negrín Fidelman, hijo mayor del médico y fisiólogo Juan Negrín López, Presidente de la República, con el que veía manteniendo relaciones desde hacía algún tiempo, y que tras la boda adoptó y dio su apellido al hijo natural que la actriz había tenido en 1926, tras un matrimonio juvenil con el también actor, aunque de menor futuro, Paco Alagón, que acabó en separación primero y luego en divorcio, al que no pudieron acceder hasta la llegada de la República, que lo legalizó.

Sin embargo, la enorme popularidad de que gozaba no la había ganado por influencias políticas familiares ni por escándalos morales, sino por el intenso y valioso trabajo que había realizado en el cine y el teatro. Rosita Díaz Gimeno se había iniciado muy joven en los escenarios formando parte de la prestigiosa compañía de Gregorio Martínez Sierra (el dramaturgo que jamás escribió un texto, laboriosa tarea que dejaba a su esposa, la muy interesante María Lejárraga) y Catalina Barcena (de renombre similar entonces al de Margarita Xirgu) y había sido la primera actriz española en rodar para la Paramount en los parisinos estudios de Joinville, donde se destetó artísticamente a los pechos de Imperio Argentina.

Al filo de la llegada de la República Rosita era ya una estrella cinematográfica en España, donde había trabajado con los directores más prestigiosos, tales que Benito Perojo o Florián Rey. En 1934 la reclamó Hollywood y allí, en la FOX, protagonizó sus propias películas, no simplemente versiones de films en inglés, que obtuvieron un destacado éxito, al parecer, entre los públicos latinos, pues estaban habladas en español y españoles eran los temas, la adaptación de “Angelina o el honor de un brigadier”, de Enrique Jardiel Poncela y de “Rosa de Francia”, con argumento de Luis Fernández Ardavín y Eduardo Marquina.

El estallido de la guerra civil la pilló en Córdoba, donde estaba rodando los exteriores de la película que protagonizaba, “El genio alegre”, basada en la obra de los hermanos Quintero y dirigida por Fernando Delgado.

El inmediato triunfo de los sublevados y el descontrol provocado por el alzamiento obligaron a la suspensión del rodaje. Aunque la actriz había mostrado en numerosas entrevistas y apariciones públicas sus ideas progresistas y su fidelidad a la República, tampoco tenía una personalidad política tan definida como para ser víctima inmediata de la represión. Rosita era una mujer moderna, deportista, lectora, cosmopolita y con un sentido liberal y abierto de la moral y el sexo. De alguna forma venía a representar la nueva mujer de la República, con la que evidentemente simpatizaba, pero su ideología no iba más allá. No parece que diera el perfil, además era famosa, de víctima propiciatoria de los sublevados. Sin embargo, todo parece que se volvió en su contra. En los días en que permaneció en el hotel pensando lo que podía hacer --y hablándolo con otros miembros de la película, también republicanos, que igualmente serían detenidos y alguno de ellos acabó en el exilio-- recibió una llamada telefónica que despertó la voracidad represora de las nuevas autoridades.

Quien la llamaba desde Madrid era su novio, Juan Negrín Fidelman, con la intención de conocer la situación en que se encontraba, y, es de suponer, para intentar ayudarla. Parece ser que la llamada fue interceptada o escuchada, y el simple nombre del interlocutor debió despertar las sospechas suficientes como para detener a la actriz, aunque su encierro duro breve tiempo. Días cuentan unos y meses aseguran otros, que sobre esto no se ponen de acuerdo los que saben. También hay fuentes que indican que quien delató la llamada recibida por Rosita fue su coprotagonista, Fernando Fernández de Córdoba, falangista de primera hora que pasaría a la historia por ser el locutor que tres años después le puso voz al histórico parte de guerra del Caudillo que comenzaba con la famosa frase “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo…”

Fuera cual fuera la verdad de aquel momento confuso, que parece ser que Rosita era dada a fantasear cuando hablaba de sí misma, el hecho es que la actriz consigue abandonar la España sublevada en mayo de 1937, cuando ya se habían publicado, en la otra zona, claro, noticias de su fusilamiento y, según algún estudioso posterior, tal vez formando parte de un intercambio con presos facciosos, negociaciones en las que hubiera participado quizás el mismísimo cuñado del Caudillo, Ramón Serrano Suñer. Salió a Francia por Irún y cuentan, sin mayor apoyatura documental, que al otro lado de la frontera la esperaba Benito Perojo para ofrecerle ir con él a Alemania a rodar allí películas como las que luego él dirigiría, pero con Estrellita Castro como protagonista. La actriz rechazó la oferta, y muy por el contrario, tras un nuevo interludio hollywoodense para protagonizas “La vida bohemia” (John Alton-Josef Berne-Edgar G. Ulmer, 1937), regresa a la España republicana para regularizar al fin su relación con Juan Negrín Fidelman, con quien partió definitivamente al exilio a la derrota de la República.

Con Juan Negrín en Barcelona.
1980
Instalada en Nueva York con el resto de la familia Negrín, desarrolló una intensa actividad interpretativa y cultural, tanto en Estados Unidos como en México. En el primer país, además de participar como actriz en numerosos montajes teatrales en español y en inglés (“La casa de té de la luna de agosto”, por ejemplo), compartió con frecuencia conferencias y seminarios en diversas universidades y fue miembro de honor de las de Hoffstra y Princeton y de la Asociación de Licenciados y Doctores de Estados Unidos. Una larga marcha del mundo de los cómicos al de los académicos que cuenta mucho sobre la personalidad de la actriz.

En México protagonizó las que serían sus tres últimas películas: “Pepita Jiménez”, adaptación de la novela de Juan Valera, que dirigió el que entonces era la estrella emergente entre los nuevos realizadores mexicanos, Emilio “Indio” Fernández, “El último amor de Goya” (1946), del también exiliado español (y guionista habitual de Cantinflas) Jaime Salvador, y “El canto de la sirena” (1948), bajo la batuta del estadounidense Norman Foster, al que se deben algunas joyas del cine más cutre como la serie de Charlie Chan. Fueron tres películas, especialmente las dos primeras, de prestigio y que tuvieron buena acogida, sin embargo Rosita Díaz Jimeno, que tenía 37 años (según ella, porque según otros ya había llegado a los40) decidió dejar la pantalla para siempre, dedicándose en exclusiva a la labor teatral y docente hasta su fallecimiento en Nueva York en 1986.

Con Luis Buñuel en USA. 1940
En un país y otro mantuvo una intensa relación con Luis Buñuel, al que había conocido en España y con quien, ya en el exilio planeo proyectos conjuntos que no llegaron a realizarse. La historia, que al parecer se inició en Nueva York, donde él sobrevivía en el, debió tener su aquel, aunque sin salirse de los límites del platonismo amoroso más estricto. Según le confesó Buñuel por carta a su amigo Max Aub estaba “enamorado” de ella, aunque la historia no hubiera cuajado en nada tangible porque para él “la mujer de un amigo es sagrada”.

Aún cabe un breve epílogo para esta historia de Rosita Díaz Gimeno. Nada más acabada guerra, necesitados como estaban los vencedores de dar la impresión de que todo había entrado en la mayor normalidad, se reanudó el rodaje interrumpido, y finalmente “El genio alegre” se estrenó en diciembre del mismo 1939. Dado que tanto Rosita como otros intérpretes de la película se habían exiliado, entre ellos los actores Anita Sevilla y Edmundo Barbero, que acabaron su vida artística en México y El Salvador respectivamente, hubo que utilizar dobles en los planos que faltaban por filmar y doblar totalmente sus voces en la copia final, de manera que los espectadores vieron a los actores que ya conocían pero con nuevas voces.

Pero ese no fue el único estropicio. Es sabido que el franquismo utilizó como forma de censurar los films estadounidenses la eliminación en toda la publicidad de los hombres de los actores que  se habían solidarizado con la República durante la guerra civil. Tal fue el caso, por ejemplo, de Bette Davis, Douglas Fairbanks o John Garfield, que en los carteles de “Los peligros de la gloria” era anunciado como “el formidable actor de ‘Contra el imperio del crimen’”.

Sin embargo, para Rosita Díaz Gimeno y los otros intérpretes exiliados de “El genio alegre” aquello no era bastante. Los censores, que siempre entendieron mucho de cine, decidieron suprimir su nombre de los carteles, las informaciones y la publicidad de la película, como hacían con los americanos, sino que los borraron incluso de los títulos de crédito. Un hecho que convierte a Rosita Díaz Gimeno en la primera, y probablemente única, protagonista anónima de la historia del cine.

El exilio de la actriz y el silencio sobre su nombre impuesto por el franquismo impidieron que Rosita Díaz Gimeno ocupara en la historia del cine español el papel que sin duda le hubiera correspondido de ser otras las circunstancias históricas que le tocó vivir. Tanto es así, que quien consulte Wikipedia encontrará su vida reducida a 10 líneas contadas y tan solo se citan someramente cuatro de sus películas. Creo que en La Historia hay historias, como esta, que merecen ser recordadas. Dado que de una actriz se trata, tal vez lo más provechoso sea recopilar su filmografía completa (espero que lo sea), que en internet no he encontrado con los la ficha técnica y artística correspondiente que incorporo. La relación no es demasiado larga, tan sólo 16 títulos en 18 años de carrera cinematográfica, ni son de especial importancia sus películas, aparte de sus circunstancias históricas. Sin embargo, la lista resulta representativa de lo que esta actriz y persona relevante pudo haber sido en España y no le dejaron ser.

http://tocapelotas1.rssing.com/chan-15353172/all_p12.html

27 de marzo de 2018

Epifanio Gil Tovar


Epifanio Gil Tovar



Atarfe (Granada)




Nacido en 1909 en Atarfe (Granada), Epifanio Gil Tovar de profesión médico, reside en Órgiva (Granada). Milita en Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS).


En 1936, se enrola en Españoles Patriotas, más tarde pasa a formar parte del Ejército del bando sublevado, donde ocupa el cargo de teniente médico. Pero Gil Tovar, además de ser señalado como simpatizante de izquierdas, tiene tres hermanos en el frente, motivo por el cual será licenciado.


Se une entonces, después de asistir a varios guerrilleros heridos y por miedo a represalias de las autoridades franquistas, a una partida de huidos a las Alpujarras. En enero de 1948 pasa a formar parte, bajo el nombre de “Emilio”, de una de las más conocidas partidas de guerrilleros, la del “Roberto”.


En diciembre de 1948, las autoridades militares le abren una causa. En dos meses es procesado por el delito de pertenencia a una banda de guerrilleros. En el acta de la vista, el fiscal pide una pena de catorce años, ocho meses y un día y el defensor la absolución.


Epifanio Gil Tovar es sentenciado a la pena de seis años y un día y supresión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho a sufragio durante el tiempo de la condena. El 1 de marzo de 1950 se le concede un indulto que le rebaja la pena a un cuarto de la condena inicial.


Epifanio Gil Tovar

Epifanio Gil Tovar

Atarfe (Granada)

Nacido en 1909 en Atarfe (Granada), Epifanio Gil Tovar de profesión médico, reside en Órgiva (Granada). Milita en Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS).
En 1936, se enrola en Españoles Patriotas, más tarde pasa a formar parte del Ejército del bando sublevado, donde ocupa el cargo de teniente médico. Pero Gil Tovar, además de ser señalado como simpatizante de izquierdas, tiene tres hermanos en el frente, motivo por el cual será licenciado.
Se une entonces, después de asistir a varios guerrilleros heridos y por miedo a represalias de las autoridades franquistas, a una partida de huidos a las Alpujarras. En enero de 1948 pasa a formar parte, bajo el nombre de “Emilio”, de una de las más conocidas partidas de guerrilleros, la del “Roberto”.
En diciembre de 1948, las autoridades militares le abren una causa. En dos meses es procesado por el delito de pertenencia a una banda de guerrilleros. En el acta de la vista, el fiscal pide una pena de catorce años, ocho meses y un día y el defensor la absolución.
Epifanio Gil Tovar es sentenciado a la pena de seis años y un día y supresión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho a sufragio durante el tiempo de la condena. El 1 de marzo de 1950 se le concede un indulto que le rebaja la pena a un cuarto de la condena inicial.

26 de marzo de 2018

Piacenza en recuerdo de la República española en 1936/39


En memoria de los voluntarios antifascistas de los luchadores de Piacenza en defensa de la República española en 1936/39 


inscripción En memoria de los voluntarios antifascistas de los luchadores de Piacenza por la libertad y contra todas las dictaduras; en la defensa de la República española en 1936/39 "Los antifascistas y los libertarios de Piacenza Fecha de apertura 2016 dirección via Giuseppe Mazzini 66 ciudad Piacenza País / Región Italia


Piacenza en recuerdo de la República española en 1936/39

En memoria de los voluntarios antifascistas de los luchadores de Piacenza en defensa de la República española en 1936/39 
inscripción En memoria de los voluntarios antifascistas de los luchadores de Piacenza por la libertad y contra todas las dictaduras; en la defensa de la República española en 1936/39 "Los antifascistas y los libertarios de Piacenza Fecha de apertura 2016 dirección via Giuseppe Mazzini 66 ciudad Piacenza País / Región Italia

Los orígenes del socialismo andaluz





Resumen del libro de Diego Caro, "Los socialistas en la Historia de Andalucía"



Fundado el 2 de Mayo de 1879 en Madrid, el PSOE comenzó creciendo lentamente debido a tres factores, fundamentalmente. El primero, por las dificultades políticas del momento, la Restauración y el caciquismo. En segundo lugar, por dos decisiones estratégicas: la dedicación a la clase obrera industrial y la negativa a llegar a ningún tipo de acuerdo con la burguesía avanzada, la teoría de las dos orillas. Y, en tercer lugar, por la competencia que entre los obreros se mantenía con republicanos y anarquistas.



En Andalucía, la semilla socialista germinó inicialmente en las zonas mineras y fabriles, correspondiendo a Málaga el honor de ser la Agrupación Socialista más antigua de la región, fundada en 1884, y a su dirigente Rafael Salinas el papel de padre del socialismo andaluz. Poco después se creó la Agrupación de Alcalá de los Gazules (1886) que tantos dirigentes ha dado al PSOE, incluso en la actualidad. Linares (1887) y El Puerto de Santa María (1891) serían otros de los enclaves iniciales.



Pero será Teba, pueblo de la provincia de Málaga, el origen de un cambio en profundidad del socialismo español al descubrirse en dicha población, tras una huelga en el campo, el valor revolucionario del campesinado, considerado marginal hasta ese momento por los dirigentes obreros. La huelga de Teba (1902) que contó con el apoyo y asesoramiento de Pablo Iglesias en el propio pueblo, fue un punto de inflexión en el lento caminar de la organización andaluza. A partir aquel momento, el crecimiento de la organización fue constante, constituyéndose Agrupaciones por toda la Región. Paralelamente, la UGT se implantaba en el campo andaluz y constituirá la poderosísima Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, elemento esencial del socialismo andaluz.



No obstante, el lento discurrir orgánico y la errónea política aislacionista, que motivó fuertes enfrentamientos entre Pablo Iglesias y Jaime Vera, alejó a los socialistas de la representación pública, no eligiéndose el primer concejal socialista andaluz hasta 1905 en El Puerto de Santa María. Sería con el profundo cambio de estrategia que dio origen a la conjunción republicano-socialista cuando el PSOE obtenga su primer alcalde en el municipio jienense de Torredonjimeno (1909). El segundo sería Nerva, en Huelva, bastantes años después, en 1918. Jaén será la primera capital de provincia andaluza con alcalde socialista, el tipógrafo José Morales, en 1920, y con Bilbao, las dos únicas capitales con alcalde socialista en esa época.



Asimismo el PSOE andaluz tardará años en lograr el primer diputado nacional: en 1919, Fernando de los Ríos, elegido por la circunscripción de Granada, formó parte del exiguo grupo socialista en las Cortes, con Iglesias y Besteiro, elegidos por Madrid, Saborit por Oviedo, Menéndez por Gijón y Prieto por Bilbao. Sólo seis diputados cuando, en la misma época, los partidos socialistas alemán, francés o inglés tenían potentes minorías parlamentarias.



La mujer no fue ajena a estos inicios del socialismo andaluz, teniéndose noticias de la existencia de Agrupaciones socialistas femeninas en algunos puntos de la Región desde 1912, aunque su éxito es muy limitado. Una mujer, injustamente olvidada, Virginia González, formó parte del comité nacional del PSOE y de la UGT a partir de 1915.



El primer intento de crear una Federación Regional se remonta a 1929, cuando, por iniciativa de Hermenegildo Casas, la Agrupación de Sevilla propone celebrar un Congreso para constituir la Federación de Agrupaciones Socialistas de Andalucía. Aunque no llegó a realizarse, fue el acicate para un cambio organizativo trascendente: la constitución de federaciones provinciales, que culminaría la nueva estructura del Partido entre 1931 y 1933, justo antes del golpe de estado fascista, la Guerra Civil y larga dictadura de Franco.



La negra y larga noche de la dictadura termina en 1975 y, con ella, la supervivencia clandestina del PSOE. Un PSOE que tiene una deuda impagable tanto con muchos hombres y mujeres anónimos como con aquellos dirigentes que mantuvieron viva la llama de la Organización. Dirigentes como Alfonso Fernández en Sevilla, Juan Zarrías en Jaén, Pedro Fornell y Ángel Gómez en Granada, etcétera. Luego llegarían los jóvenes de la generación de posguerra: Felipe, Alfonso, Galeote, Chaves, Yáñez, Sanjuán... Historia viva y, en muchos casos, felizmente activa del socialismo andaluz.



La democracia obliga al Partido Socialista a adaptar su estructura organizativa al nuevo Estado de las Autonomías que ya se perfila. La Federación Socialista de Andalucía (FSA) convoca su I Congreso en Torremolinos, en diciembre de 1977, eligiendo como secretario general a José Rodríguez de la Borbolla y culminando la reforma organizativa que tantos éxitos ha dado al PSOE de Andalucía. En 1982, Rafael Escuredo es elegido Presidente de la Junta de Andalucía. A partir de ahí comienza otra historia y son sus protagonistas quienes deben contarla en sus memorias.





Conocer quiénes hemos sido y de dónde venimos nos ayuda a saber quiénes somos y nos obliga a hacer un enorme ejercicio de humildad: sólo somos un eslabón más en una larga cadena de personas comprometidas con la libertad, la igualdad y la justicia social. Esa herencia, esas ideas son la fuerza que nos impulsa a lograr nuevas metas.