La historia de Rosa Durego Romero, conocida como "La de las
Medias", es un relato que refleja las tensiones sociales y
políticas de una España en crisis tras la Guerra Civil. Nacida en
Dúrcal (Granada) en 1894, Rosa atraviesa diversas etapas en su vida
que la llevarán a convertirse en un símbolo de la represión y el
abuso del poder en la posguerra española. Viuda y madre de tres
hijos, su vida, marcada por su compromiso político y su activismo,
desembocará en su detención el 15 de abril de 1939, cuando ya la
guerra había culminado y se sentía el peso del régimen franquista.
Contexto Político y
Social
Rosa Durego provenía
de un entorno de intensa agitación política. Pertenecía al Partido
Socialista, un partido que había desempeñado un papel crucial en la
política española del siglo XX, promoviendo causas de justicia
social, derechos laborales y la igualdad de género. A partir de
1936, durante la Segunda República, este partido se convirtió en un
bastión de la resistencia contra las fuerzas conservadoras y
fascistas que amenazaban al país. Sin embargo, a medida que avanzaba
la guerra civil, las tensiones fueron incrementándose, y la lucha en
las calles se intensificó.
A lo largo de los
años, Rosa había destacado por su activismo, participando en
huelgas y movilizaciones, y se había convertido en una figura
prominente dentro de la comunidad de Porcuna. Su implicación activa,
que incluía encabezar manifestaciones y protestas, se interpretaba
como un desafío abierto a las fuerzas más conservadoras de la
época. Este tipo de activismo, sin duda, la situó en la línea de
fuego después de la victoria franquista en 1939.
Detención y Juicio
La noche del 15 de
abril de 1939, Rosa fue arrestada por la Guardia Civil. La ficha de
su detención, conservada en los archivos, refleja el uso de una
narrativa simplificada y estereotipada de las mujeres durante la
represión. Se la acusaba de ser parte de un complot más amplio, al
decir que "su casa era centro de reunión de mujeres que
vociferaban y delataban a las personas de derecha". Esta
representación caricaturesca tenía como propósito deslegitimar sus
acciones y justificar la violencia del estado contra opositores
políticos.
FICHA DE SU DETENCIÓN:
45 años, sus labores, hija de
Gabriel y Encarnación, viuda de Luis García Baudel, 3 hijos.
Jaén, 9 noviembre 1939.
Hechos:
– Afiliada al Partido
Socialista del cual era gran propagandista alardeando de sus ideas
marxistas.
– Al iniciarse la guerra iba
siempre a la cabeza de todas las manifestaciones pidiendo a gritos la
cabeza de los presos y en cierta ocasión al tener conocimiento de
que habían sido asesinadas varias personas de derechas que estaban
detenidas, dijo públicamente “que tenía muchas ganas de comer una
tajada de carne fascista”.
– Intervino en el saqueo de
la iglesia de la población de Porcuna y poniéndose la sotana de un
sacerdote salió por la calle paseando de esta forma por todo el
pueblo.
Fallo: 20 años de reclusión
temporal.
Su traslado a los
centros penitenciarios de Jaén y su primera declaración ante el
juez militar n.º 20, Gimeno Gamarra, el 14 de julio de 1939,
marcaron el inicio de un proceso que no ofrecería nada más que un
simulacro de justicia. A pesar de sus negaciones sobre su pertenencia
a partidos y su activismo, el contexto opresivo que rodeaba su juicio
la condenó a ser vista como una traidora, un estigma que aún hoy
persiste para muchas mujeres de la época.
PRIMERA DECLARACIÓN ANTE EL JUEZ
GIMENO GAMARRA
La inculpada:
No
ha pertenecido a ningún partido de izquierdas pero en las últimas
elecciones celebradas en febrero de 1936 votó la candidatura de
izquierdas.
Desde
que empezó la guerra se dedicó a su trabajo de hacer medias hasta
que en diciembre de 1936 entraron las fuerzas nacionales, saliiéndose
la declarante unos días antes por el temor que sentía a la aviación
nacional. Desde ese tiempo hasta el final de la guerra ha vivido en
Torredelcampo dedicándose a las faenas del campo.
No
es cierto que haya intervenido en el destrozo de las imágenes de la
iglesia de Porcuna vistiéndose con las sotanas de los sacerdotes y
paseando por las calles del pueblo.
Niega
haber intervenido en registros de personas de derechas ni haya
delatado a nadie
Leg. 216 Núm. 9089 Sum. 16575 /
Leg. 524 Sum. 16786.
Las acusaciones se
basaban en declaraciones de personas incultas y de edad avanzada,
algunas de las cuales habían sido forzadas a firmar bajo amenaza.
Esta práctica común en los procedimientos penales de la época
subraya la desesperación de una sociedad desgarrada por la guerra,
donde el deber de la lealtad se convirtió en un instrumento de
represión. Muestras de abuso y coerción hacia quienes eran
percibidos como "rojos" estaban en todas partes, y Rosa no
fue la excepción.
El 9 de noviembre de
1939, en un consejo de guerra sumarísimo que dista mucho de ser un
modelo de justicia, Rosa Durego Romero fue injustamente condenada por
delitos que, lejos de ser probados, se erigieron sobre las bases de
prejuicios políticos y una ideología represiva asfixiante. A sus 45
años de edad, Rosa se encontraba ante un tribunal que la juzgaba, no
por hechos concretos y verificables, sino por su militancia política
y por su decisión de alzar la voz en un marco histórico donde la
libertad de expresión estaba condenada a desaparecer.
Las acusaciones en
su contra eran más que rebatibles. Se le señalaba por su
implicación con el socialismo, por participar en manifestaciones
pacíficas y por ser una gran propagandista de sus ideas. Es crucial
señalar que, con el estallido del golpe de Estado el 17 de julio de
1936, la interpretación de la "rebelión militar" se
transformó. Lo que se entendía por "revolución" para
unos pocos, se volvió sinónimo de persecución y silencio para
muchos. Durego no solo fue víctima de este fenómeno; fue un símbolo
de la represión extremista que se desató en la España franquista.
La Sentencia
El 9 de noviembre de
1939, en un juicio sumarísimo, Rosa Durego Romero fue condenada a 20
años de prisión por un delito de rebelión militar. Este tipo de
juicios, caracterizados por su falta de garantías procesales y por
su alto grado de arbitrariedad, se convirtió en el método preferido
del régimen franquista para deshacerse de cualquier rastro de
oposición. En su caso, el acta del juicio no reflejó un cambio
sustantivo desde la ficha de su detención, un hecho que revela la
intención del estado de silenciar cualquier tipo de disidencia. En
un contexto donde las garantías procesales eran prácticamente
inexistentes, solo existía un juez, arropado por un sistema que
penalizaba, sin más, la disidencia y el activismo social. La paliza
que significaba la sentencia fue ratificada el 16 de diciembre de
1939 por un auditor de guerra, iniciando así su amarga travesía por
el “turismo carcelario”.
La prisión de
Porcuna, donde Rosa había sido recluida, era una sombra de lo que se
suponía debía ser un lugar de detención. A su paso por la prisión
de Santa Clara en Jaén, quedó marcada por el sufrimiento, no solo
el suyo, sino el de muchas mujeres que, como ella, fueron reducidas a
meras cifras dentro de un sistema represivo. En marzo de 1940, ya en
esta última prisión, Rosa se encontraba ahí cumpliendo su condena.
El tiempo no fue
compasivo con Durego. En 1942, solicitó un indulto a la "Comisión
Central de Exámenes de Penas", el cual fue denegado en enero de
1943. Pero el 30 de julio de ese mismo año, Rosa dejó la prisión
malagueña en libertad condicional. No obstante, la libertad era un
concepto a media asta en la España de Franco. Aunque físicamente
fuera una mujer libre, legalmente vivía una vida de sumisión y
miedo. La condena a la reclusión temporal no concluyó al salir de
la cárcel; estaba marcada por un estigma que la convertía en un
blanco fácil de hostigamiento.
La condena de Rosa
no fue solo un castigo individual, sino parte de una estrategia más
amplia de exterminar cualquier aspecto de la cultura republicana y
socialista que quedara en la nación. La violencia política se
desató con una impunidad alarmante, y con ello, miles de vidas
fueron arruinadas. Rosa, madre viuda de tres hijos, se convirtió en
un símbolo de “máxima peligrosidad” ante los ojos del régimen
franquista, que calificaba a las mujeres en su situación como
amenazas para el orden establecido. Su vida cotidiana se vio
cercenada por la necesidad de presentarse semanalmente ante el
cuartel de la Guardia Civil para recibir insultos, palizas, las
humillaciones formaban parte de su día a día y la sombra de la
cárcel nunca la abandonó.
Reflexiones Finales
El caso de Rosa
Durego Romero nos brinda una visión inquietante de cómo las
mujeres, en tiempos de agitación política, pueden ser
particularmente vulnerables y cómo sus luchas son, a menudo,
malinterpretadas o minimizadas. La noción de "mujer activa"
en el ámbito político sugería una amenaza al estatus quo
establecido, lo que incrementó la violencia y opresión que
enfrentaban.
La historia de Rosa
es una pieza de un rompecabezas más grande que se sigue construyendo
en la memoria histórica de España. Su vida, marcada por la lucha y
la tragedia, nos invita a reflexionar sobre la importancia de
recordar estas historias para comprender las complejidades de nuestro
pasado y, al mismo tiempo, para cuestionar las narrativas que definen
nuestras sociedades. La figura de "La de las Medias" no
solo es un recordatorio de la represión política, sino también un
símbolo de la lucha inquebrantable de las mujeres por sus derechos y
su lugar en la historia.
Con cada historia
contada y cada injusticia recordada, la lucha por la reivindicación
de los derechos humanos avanza, iluminando caminos hacia un futuro
más justo y equitativo. Rosa Durego Romero, aunque condenada, vive
en el recuerdo de aquellos que continúan luchando contra la opresión
y promoviendo la verdad.
Fuentes:
-
Expediente sumarísimo y de urgencia nº 16.575, legajo 216/9.089
contra Rosa Dureco Romero. Archivo Histórico Tribunal Militar
Territorial Segundo de Sevilla.
-
Acta de nacimiento de Manuel García Baudet. Registro Civil de
Porcuna
-
Acta de matrimonio entre Manuel García Baudet y Rosa Durego Romero.
Registro Civil de Porcuna.
.:Archivo
General Militar de Guadalajara:.
DUREGO
ROMERO, Rosa
Comisión
Central de Examen de Penas. Penas ordinarias conmutadas | Comisión
de Jaén | Referencia: ES.19030.AGMG/6.1.1. Caja 300959, Expediente
102872
.:Justicia
Militar (TMT2):.
DUREGO
ROMERO, Rosa
Tribunal
Militar Territorial 2 | Procedimiento Sumarísimo
Paco
Robles, Septiembre de 2024