Nacido en Redondela (Pontevedra) en 1889, Otero a los 15 años comenzó la carrera de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela en la que se licenció y doctoró. Con sólo 25 años de edad ocupaba la cátedra de ginecología en la Universidad de Granada, institución a la que siempre se mantuvo ligado, llegando a ser elegido rector en 1932. Desde este cargo Otero construyó la Facultad de Medicina y mostró un significativo compromiso social. Militante del PSOE y de UGT, fue elegido concejal en el ayuntamiento de Granada y diputado en las Cortes Constituyentes de la II República.
Pero cuando la sociedad española comenzó a encresparse, Otero fue señalado por su militancia y en la izquierda y fue encarcelado durante dos meses en 1934 junto a otros dirigentes a raíz de los sucesos conflictivos del Bienio Negro. Al estallar la Guerra Civil, Otero no dudó en ponerse a disposición del Gobierno republicano, por lo que tuvo que exiliarse a México, donde formó parte del gobierno de la República en el exilio hasta su muerte, en 1953.
Entre los años 1940 y 1942, la Delegación de la Junta de
Auxilio a los Refugiados Españoles (J.A.R.E.) puso en marcha, y mantuvo, un
servicio sanitario propio en México D.F., constituido por profesionales
españoles recién llegados al exilio. Inicialmente se trató de una asistencia
médica domiciliaria, con pago por acto médico a los especialistas y abono de
las prescripciones farmacéuticas. Más tarde dispondría de una policlínica, una
plantilla de especialistas y una farmacia propia. Finalmente, proyectó un
pequeño hospital y un laboratorio de análisis clínicos, pero las circunstancias
del momento impidieron que llegaran a ponerse en marcha.
La ocupación alemana
de Francia, tras el armisticio de 22 de junio de 1940, propició la llegada a
México de un gran número de republicanos españoles que se habían ido refugiando
allí durante la guerra civil española y no olvidemos que entre 1939 y 1940 se
instalaron en el país unos 500 médicos españoles, lo que supuso el 10% del
total existente allí.
Para atender a sus
problemas de salud, la Delegación mexicana de la Junta de Auxilio a los
Republicanos Españoles (JARE) creó el denominado Servicio Médico-Farmacéutico
(SMF) y es en este momento cuando aparece Alejandro Otero Fernández, llegado en
marzo de 1940, que fue el encargado de proyectar un Servicio más completo, cuya
jefatura asumió de inmediato.
Otero era un prestigioso catedrático de Obstetricia de la Facultad de
Medicina de Granada, de cuya Universidad fue rector en los primeros años de la
II República. Había participado en política como diputado, siendo
vicepresidente del PSOE y subsecretario de Armamento del Ministerio de Defensa,
durante la guerra civil. Residió trece años en México; militó en la facción
prietista y ejerció brillantemente su profesión, incluso en el Sanatorio
Español.
La designación de Alejandro Otero como director del SMF
puede sorprender, puesto que Rafael Fraile venía ejerciendo como tal. Quizás
influyó su demostrada capacidad de organización al frente de la Subsecretaría
y, también, el haber promovido tres
hospitales en Granada: dos privados, el Sanatorio de Nuestra Señora de la Salud
y el Sanatorio Antituberculoso de la Alfaguara, y uno público, el Hospital
Clínico de la Universidad. Indudablemente también contó su afecto hacia
Indalecio Prieto, con quien llegó a compartir domicilio en Cataluña durante los
últimos meses de la Guerra. Posiblemente, Prieto propuso a Fraile con carácter
provisional, y cuando Otero logró solucionar sus problemas legales para ejercer
la medicina en México, cambió el director.
El Servicio Medico-Farmaceutico en Mejico lo componian: