Al entrar en la torre y ver las oscuras y angostas escaleras que tenía que subir, vacilé durante un momento, pero como escuché acercarse a un grupo de soldados que iban alborotando bastante, volví corriendo hacia la puerta. Así pues, cuando todos salieron volví a la carga y empecé a correr escaleras arriba jadeando hasta llegar a todo lo alto, apresurándome lo que pude ya que sabía que las glorias de la puesta de sol son bastante efímeras. […] Permanecí todo lo que pude hechizada por tanta belleza y por el gran interés del lugar hasta que la oscuridad me advirtió de que debía bajar. En lo alto de la torre no había más que unos cuantos soldados que como era de esperar miraron a la extranjera con mirada inquisitiva, pero que fueron muy educados, como lo son todos los españoles, probablemente teniéndose en bastante alta consideración como para omitir presentar sus respetos a otros.
Bajar por las escaleras en la oscuridad fue bastante peor que subirlas, aunque al final lo conseguí sin ningún percance, al igual que el paseo, mejor dicho el trote, atravesando las tenebrosas avenidas que me conducían de vuelta al hotel cuyas luces agradecí.
Mary Catherine Jackson, (1873)autora de Word-Sketches in the Sweet South publicada en Londres en 1873, viajó por España en otoño de 1870. Llegó a Granada a las 5.00 de la mañana y se alojó en el Hotel Washington Irving en el bosque de la Alhambra.
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