29 de febrero de 2020

¡El Patio de los Leones!.


¡El Patio de los Leones!.
Un bosque de columnas, un laberinto de arcos y bordaduras, una elegancia indefinible,una delicadeza que no puede imaginarse, una riqueza prodigiosa, un no sé qué aéreo, transparente, ondulante, como un grandioso pabellón de encajes; la apariencia de un edificio que un soplo puede arruinar, una variedad de luces, de perspectivas, de obscuridades misteriosas; una confusión, un desorden caprichoso de nimiedades; una majestad de palacio real, una alegría de quiosco, una gracia amorosa, una extravagancia, una delicia, una fantasía de joven apasionada, un sueño de ángel, una honra, una cosa sin nombre, así es el Patio de los Leones.
Yo he pasado en él más de una hora, que pasó como una centella; y también yo hice lo que hacen todos los visitantes, españoles y extranjeros, hombres o mujeres, sean o no poetas. Pasé la mano por las paredes, toqué todas las columnas y las oprimí una  tras otra con las dos manos, como el talle delgado de un niño; me escondí entre ellas, las conté, las miré desde cien puntos diversos, recorrí el patio en todas direcciones, probé si era verdad que, diciendo una palabra muy quedo en la boca de uno de los leones de la  fuente, se oye clara y distinta en las bocas de los demás; busqué sobre el mármol las  manchas de sangre de las leyendas poéticas; fatigué la mente y los ojos en seguir, sin conseguirlo, la línea de los arabescos.
No he pensado, ni he dicho, ni diré jamás en toda mi vida tantas locuras, tan hermosas chiquilladas, tantas trivialidades, tan bonitas ocurrencias sin rima ni razón como dije y pensé durante una hora pasada en el Patio de los Leones.

Edmundo de Amicis, Los Prodigios de la Alhambra. 1930
Foto Torres Molina para el periodico La Vanguardia, 1930

1 comments:

LOLA dijo...

Precioso artículo¡ y fenomenal fotografía¡