15 de febrero de 2020

«... no hay prisa y nadie parece ir a ningún sitio»


«... no hay prisa y nadie parece ir a ningún sitio»
Matilda Betham-Edwards (Through Spain to the Sahara, 1868)
La forma de entender el tiempo y su utilización por parte de los españoles es uno de los elementos de nuestra cultura que más veces se reseña en los análisis de los viajeros para hacer de él un estereotipo. Falta de puntualidad y lentitud en las tareas, relajación en las fechas pactadas, improductividad y un modo original de usar reloj son algunos de los comentarios más frecuentes. Sin embargo, lo que la mentalidad anglosajona interpreta como falta de productividad, algunos españoles lo identificamos con saber disfrutar del tiempo. Lo que unos enfocan desde una perspectiva mercantilista, otros lo rechazan por creer que se trata de un tipo de esclavitud que va en detrimento de la buena salud de las relaciones sociales.


Charles Luffmann explica cómo le irrita la elasticidad de los horarios:
Al preguntar cuándo se puede comer, contestan: «Cuando usted guste». Si uno dice «Bueno, tomaré el desayuno a las diez», no habrá hecho más que hablar en balde e invitar a la decepción, y la elección de otra hora tampoco supondría diferencia. A menudo he tomado el desayuno tan tarde como para considerarlo una cena temprana, y la cena tan avanzada ya la noche como para tomarla como un desayuno temprano. Sobre este asunto confieso que he perdido la paciencia. Los españoles no pueden distinguir entre lo que es temprano y tarde, entre las comidas que son a su hora o las que no.
Entre los defectos y las Virtudes hay muy poco trecho....