2 de abril de 2018

Antonio Viedma, Galera-Granada

El hambre y el frío que pasaron durante su estancia en Batallones, siendo el hambre un compañero permanente, una música que no se te va de la cabeza, que llevaba a los prisioneros a intentar cualquier tipo de artimaña para  Conseguir nuevos alimentos. El siguiente testimonio de uno de los prisioneros del BDST 6, situado en Igal (Navarra) nos demuestra el grado de desesperación al que llevaba esta situación:
“los escoltas se quedaban con lo mejor. Y a la caldera no
iban más que los huesos. Y el que pillara un hueso de
aquello era…, no había huesos para todos. Se dio el caso
de uno roer un hueso… y después tirarlo e ir otro y
seguir royendo, porque había mucha hambre” [Antonio
Viedma, Galera-Granada].