4 de febrero de 2016

LA MENTIRA FASCISTA SOBRE LA DESBANDÁ

El arma de destrucción más dañina de las utilizadas por el franquismo fue LA MENTIRA. Durante cuarenta años y el periodo de guerra, utilizaron dentro y fuera de España una maquinaria de desinformación y falsedades que justificaran la barbarie, la crueldad y el horror de los crímenes que se cometían cada dia en todos los rincones del pais.





Este es el escrito de la Representación  Diplomática del franquismo en Paris y como justifica la defensa de los niños por parte del Gobierno de la Republica. Es especialmente sangrante este párrafo donde se habla de los niños malagueños en los bombardeos de Febrero de 1937.




Los delegados se enteraron de cosas horribles. Durante la batalla de Málaga, corrían por las calles hordas de niños abandonados, cuyos padres habían sido asesinados. Estos desgraciados niños, incapaces de hablar, se situaron entre las dos líneas de combatientes y por su presencia impidieron que pudieran tirar los generosos soldados nacionalistas.

Documentado por Paco Robles



Este es el documento completo y las Fuentes del mismo:


El Soberano Pontífice, conmovido por los sufrimientos a que están expuestos los niños en España, trató de conseguir el poder para arrancarles de los horrores de la guerra civil. El Papa estimaba que nuestra Sociedad [de San Vicente de Paul] estaba indicada para esta noble misión.
Ayudado por organizaciones y obras similares y por el precioso concurso de su Eminencia el obispo de Friburgo, Lausana y Ginebra, Mgr. Besson, el Consejo Superior de Suiza obtuvo del Gobierno federal que unos delegados, oficialmente acreditados por el Gobierno, fuesen enviados a la España republicana. Estos delegados fueron correctamente recibidos por las autoridades de Barcelona.
El resultado de su información fue negativo y hubo de reconocerse que era imposible hacer nada a favor de los niños españoles. En efecto, 65.000 de estos desgraciados niños, de 4 a 14 años de edad, arrancados a familias católicas, habían sido enviados a Rusia soviética. Antes de su salida, se había adoptado la precaución de destruir todos sus documentos de identidad y se les había sustituido por nuevos estados civiles rusos, a fin de que nunca aquellos de sus padres que no habían sido fusilados pudieran recobrar a sus hijos. Este es un crimen que pide venganza al cielo.
Los delegados intentaron entonces llevarse los pocos niños que han escapado a este éxodo. Imposible. Ni uno de ellos puede salir -dijeron las autoridades- a menos que los rojos no tengan la garantía absoluta de que serán educados en Suiza por familias comunistas y que tendrán una enseñanza atea.
Los delegados se enteraron de cosas horribles. Durante la batalla de Málaga, corrían por las calles hordas de niños abandonados, cuyos padres habían sido asesinados. Estos desgraciados niños, incapaces de hablar, se situaron entre las dos líneas de combatientes y por su presencia impidieron que pudieran tirar los generosos soldados nacionalistas.
En la España Nacionalista, a donde seguidamente fueron los delegados, fue imposible
también realizar el propósito de recoger niños, pero esto no tiene importancia porque pudieron comprobar que estaban cuidados correctamente y vigilados.

Asuntos Exteriores, Representación del Gobierno Nacionalista en París, Caja nº 3, Expediente “Refugiados”. Fuentes documentales del Archivo General de la Administración sobre la repatriación de niños.