13 de abril de 2018

14 de Abril de 1931, Redacción de El Socialista






“La Casa del Pueblo de Madrid era un
hervidero de gente que acudía a recabar información. El optimismo
subió de tono a medida que se fueron recibiendo las noticias que
aludían a la proclamación de la República en Éibar, en algunos
municipios de Almería y en Oviedo, donde los concejales de la
conjunción republicano-socialista habían hecho ondear la bandera
tricolor en el Ayuntamiento con la ayuda de los bomberos.






La redacción de El Socialista, en
Carranza 20, también estaba en plena efervescencia. De provincias se
reclamaban instrucciones vehementemente, pues cada vez resultaba más
difícil contener a los partidarios de que se proce-diera sin pérdida
de tiempo a la instauración del nuevo régimen. Por todo ello, había
despertado una enorme expectación la reunión conjunta de los
comités ejecutivos del PSOE y de la UGT convocada para las cuatro de
la tarde en las oficinas del periódico.






La reunión duró hora y media y, al
terminar, los dirigentes socialistas Largo Caballero y De los Ríos
se marcharon a toda prisa hacia la casa de Maura, aunque antes de
hacerlo intentaron transmitir a los periodistas un mensaje de
serenidad. “Hoy la clase obrera tiene que demostrar más que nunca
disciplina y organización para dar pruebas de su capacidad”,
manifestó De los Ríos. Largo Caballero pidió que no se acatasen
otras órdenes que las que emanaran de la organización. Su temor a
que la situación se les escapase de las manos era más que evidente,
y quedó corroborado en la nota que las dos ejecutivas facilitaron
sobre el contenido de la reunión.






Después de expresar su apoyo a la
República y de recordar el papel desempeñado por el PSOE y la UGT
para posibilitar su advenimiento, el comunicado advertía que ambos
se opondrían con toda la energía que las circunstancias demandaran
a eventuales intentos de obstaculizar el normal desarrollo de los
acontecimientos. “En ningún caso se tomarán en consideración
–añadía– las sugerencias que pudieran deslizarse entre los
afiliados [...] con el propósito de crear desórdenes, que
perjudicarían al régimen cuya principal defensa nos está
encomendada. Es necesario que esta República española nazca rodeada
de los máximos prestigios […]”.






Aquellas apelaciones a la calma no eran
gratuitas, ya que seguía creciendo la afluencia de público a las
calles y los republicanos ignoraban cuál podía ser el
comportamiento de las fuerzas de orden público, pese a la promesa de
[el general] Sanjurjo de mantener embridada a la Guardia Civil [que
dependía de él]. Aunque desde por la mañana se habían formado
grupos en distintos puntos de la ciudad y particularmente en el
centro, el ambiente comenzó a caldearse a partir de las tres, cuando
los empleados de Telégrafos se dedicaron a colgar sacas rojas de
Correos en las ventanas del Palacio de Comunicaciones, tras conocer
la proclamación de la República en Barcelona.






La noticia había sido acogida en la
sala de aparatos entre aclamaciones del personal, que paró durante
media hora para celebrarlo. El jefe del centro y el subdirector del
Cuerpo no lograron retirar las sacas de las ventanas, pero sí que se
reanudara el trabajo transcurridos los primeros momentos de
entusiasmo. Eso no impidió que en torno a la fachada del Palacio de
Comunicaciones que da a la plaza de Cibeles se agruparan muchas
personas que anhelaban saber qué estaba pasando en otros puntos de
España.






Para satisfacer su curiosidad, los
jefes de servicio dispusieron que un turno de seis funcionarios
informase desde los balcones, mientras sus compa-ñeros se afanaban
en conseguir la normal expedición de los despachos. Esos mismos
telegrafistas protagonizaron a las cuatro y media uno de los hitos
del día al prender una bandera republicana en el mástil que
coronaba el torreón del edificio.






Aquello fue la señal que los
madrileños parecían esperar para movilizarse masivamente y dar el
definitivo empujón a la Monarquía”.






14 de abril. Crónica del día en que
España amaneció republicana, una obra del periodista y escritor
Vicente Clavero