Isabel Callejón Moya. Granada, 1922.
Su padre sufrió cárcel y destierro por “republicano y masón”; su hermano, socialista, murió en la defensa de Madrid. En 1939, después de que cayera la capital, su madre y su padre fueron detenidos. Isabel, con diecisiete años, se encargó de asistirlos en este trance. Acusada de formar parte del Socorro Rojo y de las Juventudes Socialistas Unificadas cayó detenida ese mismo año de 1939 y encarcelada en la cárcel de mujeres de Ventas hasta 1942. Allí tuvo que sobrevivir al hambre, el hacinamiento, la miseria y el maltrato que dispensaban monjas y funcionarias.
A su vez, fue testigo de vejaciones, suicidios y muertes por enfermedad, así como del doloroso trance de ver a las compañeras “en capilla” que esperaban, aparte, para ser fusiladas. Finalmente, tras salir a diligencias, en la que soportó otro interrogatorio, salió en libertad. El estigma de familia de rojos fue esquivado, en principio, con la mudanza a Adra (Almería).
3 de marzo de 2016
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