16 de febrero de 2023

Martha Gellhorn

 




En
una carta a Eleonor Roosevelt fechada en Barcelona en 1938,
Martha Gellhorn escribió:


Este
país es demasiado bello como para que los fascistas lo hagan suyo.
Ya han convertido Alemania, Italia y Austria en algo tan repugnante
que incluso el paisaje es feo. Cuando conduzco por las carreteras de
aquí y veo las montañas de piedra y los campos áridos a ambos
lados, los parasoles clavados en la arena de las playas, los pueblos
del color de la tierra y los lechos de grava de los ríos, la cara de
sus agricultores, pienso: ¡hay que salvar España para la gente
decente, es demasiado hermosa como para desperdiciarla!


Martha
Gellhorn fue una de las corresponsales de guerra más destacadas del
siglo XX y su cobertura de la Guerra Civil española fue muy valorada
por su enfoque en la población civil y su estilo personal y gráfico.
Su implicación con la causa republicana se debió a su conciencia
política y su preocupación por la pobreza y el ascenso del fascismo
en Europa.


En
sus crónicas, Gellhorn se centró en las consecuencias de la guerra
en la población civil, documentando el hambre, las casas
bombardeadas, las mujeres que se habían convertido en el único
sustento de la familia, y la crudeza de las mutilaciones y heridas de
los soldados y voluntarios internacionales.


Además,
su cobertura de la Guerra Civil española fue una novedad en el
periodismo de guerra, ya que se enfocó en la vida de los civiles y
no solo en las batallas y la intervención extranjera.


En
este artículo hablamos sobre Martha Gellhorn, una periodista
estadounidense que cubrió la Guerra Civil Española en 1937 como
corresponsal de guerra para Collier's Weekly. Gellhorn se involucró
profundamente en la causa republicana y sus crónicas bélicas
destacan por su enfoque en la población civil, a diferencia de la
mayoría de los hombres periodistas de guerra que se centraban en las
batallas y la intervención extranjera.


En
sus crónicas, Gellhorn describió el hambre y los niños heridos por
balas perdidas, la vida en casas bombardeadas y cómo las ciudades se
esforzaban por recuperar la normalidad pese al asedio de los obuses.
También destacó el papel de la mujer española, que se había
convertido en el único sostén de la familia a la espera de que
regresaran del frente los maridos, hijos o hermanos.


Gellhorn
creó un estilo personal que daba cabida a aquello que, por lo
general, no merecía más que un breve apunte en el periodismo de
guerra: los niños, las mujeres, los ancianos y los heridos
protagonizaron sus escritos.


En
sus textos, que recorren los lugares más emblemáticos de Madrid,
desde Callao y la plaza Mayor a la Gran Vía, desde el hotel Florida
(donde se fraguó su relación amorosa con Ernest Hemingway) y el
Palace al Chicote, se respira el mismo aire viciado y polvoriento que
dejaba tras sí un bombardeo.


Gellhorn
es considerada una de las grandes corresponsales de guerra de la
historia, y su carrera la llevó a cubrir buena parte de los
conflictos que sacudieron el pasado siglo. Sus reportajes sobre la
Segunda Guerra Mundial, Cuba, Kenia, México, Vietnam y Centroamérica
la convirtieron en la reportera más reconocida de su época. Pero es
en la Guerra Civil Española donde Gellhorn dejó una huella
imborrable como periodista y como defensora de la causa republicana.


Fue
la única mujer, que se sepa, que desembarcó en Normandía el Día D
cubriendo como reportera la Segunda Guerra Mundial, al igual que
antes había hecho con la Guerra Civil española y después haría
con otras. Sin embargo, sus méritos suelen quedar relegados a un
segundo plano cuando se la presenta simplemente como la esposa de
Ernest Hemingway.


Paco
Robles