3 de septiembre de 2020

LA ESCUELA OBRERA SUPERIOR

En las afueras de Bruselas, rodeada de campos de perenne verdor, casas diseminadas de aspecto cuidado y confortable y unido a Bruselas por un largo recorrido de tranvía a través de la calzada de la Avenida Waterloo, estaba enclavada en 1931 la escuela Obrera Superior que era sostenida con tanto éxito por nuestros camaradas belgas de los Sindicatos, las Cooperativas, las Mutualidades y del Partido Obrero también, pues de los cuatro potentes núcleos de organización emana el apoyo de esta institución cultural.

Según nos cuenta Alfonso Maeso en el Anuario de El Socialista de 1931, estaba enclavada en una extensa finca en el campo, que contenía en su recinto tres pabellones construidos para el servicio docente, de los cuales uno, está exclusivamente destinado a alojar a las mujeres que asisten a los cursos. Biblioteca, de buenos fondos en legislación social ; oficinas, salas de visita y de recreo, servicios de higiene, campos de juego, superficie extensa poblada de árboles para paseos, huerta que suministra su producción a la Escuela.

Constituía la Escuela Obrera Superior, modelo y aspiración de nuestra principiante, aunque próspera, Escuela Obrera Socialista de Madrid que según nos informa Eduardo Montagut, afinales de enero de 1929 se puso en marcha en la Casa del Pueblo, en la secretaría que la Sociedad de Albañiles “El Trabajo” tenía en la misma. Se impartían cuatro asignaturas, a saber, Nociones preliminares por Felipe A. Cabezas, Prácticas sindicales impartida por Trifón Gómez, Legislación Social por Lucio Martín Gil, y Francés por Enriqueta de Palma.

En Bélgica, el curso duraba dieciséis meses dura cada ciclo de estudios de la escuela. Esta era la duración mínima, distribuida así : diez meses seguidos de estudios, de septiembre a julio; de julio a septiembre tres meses más de prácticas en los Sindicatos y demás organizaciones obreras, y de octubre a noviembre seguían estos alumnos otro u otros cursos de especialización.