Un militar demócrata, no un traidor Capitán Fenoll Castell
Su brillante carrera terminó el 5 de agosto de 1936: a sus cuatro hijos menores y a su esposa musulmana se les obligó al destierro
Antonio Fenoll Castell, natural de Orihuela e hijo de José y de Concepción, de 48 años, era capitán del Regimiento de Infantería Lepanto nº 5 de Granada. Se casó con Arjimo Hach-Blach horas antes de ser fusilado, en agosto de 1936.
Fenoll es un oficial genuinamente comprometido con la causa republicana, con una dilatada y brillante hoja de servicios: más de 24 años de profesión militar, sobresale por sus dotes de mando, eficacia, disciplina y eficiencia en la instrucción, con cualidades excepcionales en orden de batalla, como pudo comprobarse en la campaña de Marruecos, que le hizo acreedor de recibir la Cruz de Primera Clase de Mérito Militar con distintivo rojo como oficial del Tercio, así como la Medalla militar de Marruecos, entre otras distinciones.
Con apenas 23 años se incorpora a la Escuela de Infantería, habiendo pasado por la Caja de Reclutas de Cartagena, Regimiento Covadonga nº 40 (Asturias), Regimiento Sevilla nº 23 (Cartagena), Batallón de Cazadores Cataluña nº 1 (Melilla), Tercio de La Legión, Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache, nº 4 (1925-1929), Regimiento Príncipe nº 3, Oviedo (1930).
Finalmente, ya capitán, es destinado al Regimiento Infantería con mando en Granada, el Lepanto nº 5 (Córdoba nº 10). Gracias a sus buenas dotes militares se ocupó de la instrucción militar de soldados y su nombre sonó para ocupar la Jefatura del Cuerpo de Vigilancia, Seguridad y Guardia de Asalto en la primavera de 1936, circunstancia que no llegó a producirse, aunque le valió la enemistad con el capitán José María Nestares Cuéllar. El Lepanto nº 5 sería, pues, su último destino en el que permanece desde 1930 hasta el 18 de agosto de 1936 en que causa baja "al ser fusilado en aplicación sentencia consejo de guerra sumarísimo". Previamente habría sido separado del mando y detenido en prisión militar desde el 25 de julio.
El falangista José Valdés Guzmán, comandante sublevado de Intervención y flamante gobernador civil de Granada desde 20 de julio 1936 (por "autoproclamación"), será uno de los principales testigos de cargo contra Fenoll Castell. En la instrucción de la causa consta la siguiente afirmación de Valdés y de otros oficiales de Infantería: "que respecto al Capitán Fenoll sabe que es de ideas izquierdistas, de todo tiempo que lo conoce llegando a su conocimiento, sin que pueda precisar por qué conducto, el que en la Sala de Banderas en ocasión de audiciones de radio había hecho algunas manifestaciones en que calificaba de descabellado el movimiento militar".
Arjimo Hach Ali, esposa de Antonio Fenoll, cuando intuye las consecuencias dramáticas de la detención y procesamiento de su esposo, se personó en las dependencias del Gobierno Civil (Duquesa). Allí se produjeron instantes de máxima tensión protagonizada por Valdés y la compañera de Fenoll que reclamaba, en vano, la libertad y clemencia para con el padre de sus hijos. Arjimo Hach llegó a "zarandear" a Valdés, en tono amenazante, por la impotencia de la situación. Valdés, fríamente, reaccionó: "Que me la quiten de enmedio también". Pero, según recuerda Purificación Fenol, "no se atrevieron por miedo a las repercusiones de haber fusilado a una mujer musulmana…."
Antonio Fenoll y el resto de procesados, militares leales a la República (Oterino, Martínez Álvárez-Valcárcel y Muñoz Punzano, de Infantería y el capitán de Intendencia Bonifacio Jiménez Carrillo) se negaron a acudir el 17 de agosto de 1936 al lugar fijado para la vista militar; no quisieron hacerlo "en protesta por la falta de garantías en el procedimiento". Fueron obligados finalmente a comparecer y, con entereza, Fenoll les habría lanzado: "Solo soy un militar y soy inocente de los delitos que se me imputan".
Pero la sentencia venía ya hecha. Todos los procesados fueron condenados a la máxima pena por considerárseles autores (¡del delito de traición!, pena que le fue conmutada por prisión perpetua a Bonifacio Jiménez Carrillo), con accesorias de degradación de sus insignias militares porque formaban un comité dentro del Cuartel del Regimiento celebrando entre sí frecuentes reuniones y manteniendo relaciones con el precitado espía marxista (Alejandro Otero), cooperando todos ellos dentro de su esfera y a la medida posible a cada uno en el suministro de datos de necesario conocimiento a las fuerzas marxistas.
A las 5 horas del 18 de agosto de 1936 se procede a la ejecución de la sentencia. Terminaba así la brillante carrera militar de Antonio Fenol. Atrás dejaba cuatro hijos menores y una esposa de religión musulmana, a los que se les obligó a partir "con lo puesto y sin medios económicos" al destierro, para acogerse en Larache, donde residieron hasta su retorno a Granada en 1945. Allí pudieron rehacer sus vidas gracias a la solidaridad de gentes de bien que admiraban la valía de un prestigioso militar injustamente fusilado que nunca fue olvidado, aunque llorado en silencio.
Purificación Fenoll rememora con tremenda ternura y admiración a su madre quien les educó, a ella y hermanos, en el respeto alejándoles del odio estéril y del rencor paralizante. Les supo insuflar el valor de principios ciudadanos nobles y el valor del esfuerzo y de la educación. Con las dificultades obvias de ser "hija de rojo" aprovechó la oportunidad de la vida para formarse, hasta culminar sus estudios y conseguir alcanzar una cátedra universitaria, puesto en el que se jubiló.
Belén Peinado Fenoll no puede contener la emoción cuando rememora la nobleza y compromiso democrático de su abuelo; emoción contenida que hoy esgrime con orgullo el resto de su familia.
Honramos y dignificamos su recuerdo, extensible al resto de víctimas recogidas en el Memorial de las Tapias del Cementerio de San José de Granada que hoy, 27 de julio de 2017, será inaugurado a iniciativa del colectivo memorialista.
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