Tenía miedo, no quería quedarse solo en su casa de Alcalá 102, y le preguntó a la madre de Rafael qué debía hacer, si permanecer o irse de una ciudad en cuyos campos él mismo vislumbraba un porvenir lleno de muertos. Le ofrecieron casa y él simuló dudar, pero la decisión estaba tomada, iría a Granada. "Me voy a Granada y que sea lo que Dios quiera".
3 de diciembre de 2017
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