Investigación histórica, búsqueda detectivesca de fuentes esquivas, a veces fantasmáticas, y un discurso autorreflexivo, metaliterario, se combinan en García Lorca, el duende en Rosario.
El texto es una suerte de viaje que conduce al lector a través de un entramado de datos, historias, anécdotas y asombros.
EN SU VISITA SE RELACIONÓ CON LAS "FUERZAS VIVAS" DE LA CIUDAD Y VIVIÓ LA NOCHE ROSARINA INTENSAMENTE
La investigación de Daniel Feliu constituye un trabajo de memoria histórica que nos muestra a Federico García Lorca en un momento de plenitud creativa, tres años antes de ser asesinado.
El libro construye una memoria conmovedora y conmovida, que va tras los pasos del poeta granadino que pasó por Rosario como un sueño de una noche de verano.
Es una memoria polifónica, formada por distintas voces, pero que no se agota en datos y documentos, sino que también transmite la fuerza de una pasión que se contagia a los lectores.
Federico García Lorca llegó a Rosario el 22 de diciembre de 1933. Tenía 35 años. Sus libros de poemas Romancero gitano (1928) y Poeta en Nueva York (1930) eran ya conocidos. Poco antes de su llegada, en septiembre de 1933, su obra de teatro Bodas de sangre había sido estrenada con gran éxito por la compañía de Lola Membrives.
El poeta vino a pronunciar la conferencia Juego y teoría del duende. El enigma del alma española en el teatro Colón. El texto completo de la conferencia se incluye en la edición.
El autor estuvo menos de dos días en Rosario (llegó el viernes 22 de diciembre de 1933 al mediodía, y volvió a Buenos Aires el sábado por la tarde), pero su paso quedó reflejado en crónicas periodísticas y en la memoria de testigos. El trabajo de Feliu rescata estos hechos del olvido.
Publicado por el sello rosarino Baltasara Editora, sus páginas incluyen fotos periodísticas, facsímiles, recortes de diarios, cartas, programas de funciones de teatro, carteleras y manuscritos.
La visita fue breve pero intensa. Y contó además con la participación de una compleja trama de personajes que incluyó empresarios, actores, periodistas, y representantes de diversas instituciones: las pomposamente denominadas "fuerzas vivas" de la ciudad de entonces.
Como sucede en algunas obras teatrales, a veces hay una trama principal y otra secundaria, no menos importante. La investigación de Feliu descubre esa trama secundaria en la que se mueven personajes que pertenecen a la propia historia familiar de García Lorca, personajes secretos que develan otros motivos, ocultos y sorprendentes, del viaje del poeta.
Y además, más allá de las tramas primaria y secundaria, entre bambalinas, se produjo en aquella visita un recorrido valleinclanesco, iluminado por luces de bohemia, un derrotero a través de la noche rosarina, por bares y restaurantes para artistas, intelectuales, revolucionarios y periodistas.
Ya nada de eso existe en la ciudad que recibió al poeta. Acaso una misma sensación de melancolía atraviese a los lectores de Rosario, o de España, o de cualquier lugar del mundo, al recorrer esas páginas.
Pero además, la investigación del autor presenta otros matices. Genera lecturas diversas, e invita a ensayar diferentes formas de construir sentidos por parte de los lectores.
Como trabajo de reconstrucción de la memoria histórica, en el texto se entrecruzan y conjugan dos maneras de concebir el pasado.
Por un lado, el hecho cotidiano, la historia de la vida cotidiana, de los detalles. Por el otro, el hecho extraordinario, las acciones de los personajes sobresalientes destinados a ocupar el canon.
Esas dos maneras de enfocar la historia, que dan lugar a sendas corrientes historiográficas, se combinan y conjugan con naturalidad en el trabajo de Feliu, que sigue los pasos del poeta granadino por Rosario.
Este hecho, contado desde el detalle minimalista, y también como acontecimiento histórico trascendente, está además puesto en contexto.
Y es a partir de esta recuperación de los datos contextuales que el trabajo de Feliu adquiere una nueva dimensión y valoración.
El campo cultural de Rosario en 1933 aparece retratado con precisión. Los distintos agentes que componen el campo, las distintas posiciones dentro del mismo, las tensiones y, sobre todo, la relación del campo cultural con el contexto político y social de la época, de la Argentina y de Europa, forman parte de la minuciosa descripción de Feliu.
El mundo de la bohemia, de los bares para noctámbulos, de los teatros (muchos de ellos ya desparecidos) y del periodismo cultural desfilan por las páginas de García Lorca, el duende en Rosario. Los viejos fantasmas del teatro rosarino de aquellos años adquieren carnadura y se pasean por las páginas del libro.
Y aquí también es legible un trabajo de recuperación de la memoria histórica de un sector del campo cultural que, por distintos motivos, ha permanecido muchas veces en el olvido.
García Lorca, el duende en Rosario es resultado de más de tres años de investigación, y ese trabajo es recuperado no solo en el espesor y la precisión de los datos, sino que también se convierte en materia narrativa, metaliteraria.
El texto nos cuenta cómo fue concebido. El proceso y las condiciones de su producción son también parte del tema, y se despliegan como una suerte de novela de detectives: la búsqueda de los indicios, de las huellas, de los vestigios, de los testimonios y de los documentos de los pasos de Lorca por Rosario constituyen una historia dentro de la historia.
La dimensión metaliteraria convierte la obra de Feliu en un texto autoconsciente, con autorreferencialidad reflexiva, autocrítica, y carácter lúdico con relación al trabajo de escritura y las condiciones de su propia construcción.
La investigación misma es uno de los referentes del libro. El proceso de creación se despliega ante los ojos del lector a medida que se desarrolla su lectura.
"Desde el estribo del vagón, el poeta agitó su mano en señal de despedida. Aquel ademán debe estar dormido en la atmósfera de Sunchales. Es cosa de advertirlo para que sea respetado por todos los que lo sepan…", señala el periodista rosarino Horacio Correas en Estampa de Federico García Lorca en Rosario.
Y el libro de Feliu, que reproduce como epígrafe el texto de Correas, retoma la advertencia del periodista, y la expande. El autor de García Lorca, el duende en Rosario sale a buscar otros tantos ademanes lorquianos dormidos en la atmósfera de Rosario, y los despierta, y los hace desfilar ante los ojos del lector.
Además de investigador y escritor, Feliu es actor. Su relación con la palabra posee un aspecto performativo, corpóreo. Y el texto logra estar acorde a la materia que trata. Tiene el tono, la cadencia y, sobre todo, la pasión necesaria para describir el siempre etéreo, inasible paso de un duende.
0 comments:
Publicar un comentario