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Pero cuando la sociedad española comenzó a encresparse, Otero fue señalado por su militancia y en la izquierda y fue encarcelado durante dos meses en 1934 junto a otros dirigentes a raíz de los sucesos conflictivos del Bienio Negro. Al estallar la Guerra Civil, Otero no dudó en ponerse a disposición del Gobierno republicano, por lo que tuvo que exiliarse a México, donde formó parte del gobierno de la República en el exilio hasta su muerte, en 1953.
Entre los años 1940 y 1942, la Delegación de la Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles (J.A.R.E.) puso en marcha, y mantuvo, un servicio sanitario propio en México D.F., constituido por profesionales españoles recién llegados al exilio. Inicialmente se trató de una asistencia médica domiciliaria, con pago por acto médico a los especialistas y abono de las prescripciones farmacéuticas. Más tarde dispondría de una policlínica, una plantilla de especialistas y una farmacia propia. Finalmente, proyectó un pequeño hospital y un laboratorio de análisis clínicos, pero las circunstancias del momento impidieron que llegaran a ponerse en marcha.
La ocupación alemana de Francia, tras el armisticio de 22 de junio de 1940, propició la llegada a México de un gran número de republicanos españoles que se habían ido refugiando allí durante la guerra civil española y no olvidemos que entre 1939 y 1940 se instalaron en el país unos 500 médicos españoles, lo que supuso el 10% del total existente allí.
Para atender a sus problemas de salud, la Delegación mexicana de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) creó el denominado Servicio Médico-Farmacéutico (SMF) y es en este momento cuando aparece Alejandro Otero Fernández, llegado en marzo de 1940, que fue el encargado de proyectar un Servicio más completo, cuya jefatura asumió de inmediato.
Otero era un prestigioso catedrático de Obstetricia de la Facultad de Medicina de Granada, de cuya Universidad fue rector en los primeros años de la II República. Había participado en política como diputado, siendo vicepresidente del PSOE y subsecretario de Armamento del Ministerio de Defensa, durante la guerra civil. Residió trece años en México; militó en la facción prietista y ejerció brillantemente su profesión, incluso en el Sanatorio Español.
La designación de Alejandro Otero como director del SMF puede sorprender, puesto que Rafael Fraile venía ejerciendo como tal. Quizás influyó su demostrada capacidad de organización al frente de la Subsecretaría y, también, el haber promovido tres hospitales en Granada: dos privados, el Sanatorio de Nuestra Señora de la Salud y el Sanatorio Antituberculoso de la Alfaguara, y uno público, el Hospital Clínico de la Universidad. Indudablemente también contó su afecto hacia Indalecio Prieto, con quien llegó a compartir domicilio en Cataluña durante los últimos meses de la Guerra. Posiblemente, Prieto propuso a Fraile con carácter provisional, y cuando Otero logró solucionar sus problemas legales para ejercer la medicina en México, cambió el director.
El Servicio Medico-Farmaceutico en Mejico lo componian:
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