El pasado 31 de julio unos 20 militantes del SAT ocupamos simbólicamente la finca de los duques de Wellington en Alomartes (Granada). Esta finca es uno de los más sangrantes reductos de privilegios medievales en una de las comarcas más empobrecidas de Granada, y los señores duques la usan principalmente para traer de cacería a sus amiguetes de la aristocracia europea.
Paradójicamente, el único incidente ocurrió con el vigilante de la finca, que nos amenazó y advirtió de fuertes multas contra el sindicato. Posteriormente, mientras repartíamos propaganda por el pueblo, arrancó nuestras pancartas e intentó desesperadamente borrar las pintadas, estropajo en mano.
Esta patética situación de sumisión y miedo al señorico nos demuestra que, ahora más que nunca, es necesaria una organización sindical directa, independiente y combativa, que revitalice la vieja y cada vez más necesaria reivindicación de "la tierra pa quien la trabaja": si la tierra sigue en manos privadas, nuestras vidas seguirán privatizadas.
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