Josefa Junco de Castro, de quien no consta la edad, viuda, fue condenada por
hacer ostentación pública de sus ideas comunistas y tomar parte en el asalto y saqueo del cuartel de la Guardia Civil de Tajarja, así como de participar activamente en la destrucción de imágenes religiosas. Ejerció el cargo del hospitalillo establecido en la Casa de Socorro donde en unión de otros “camaradas, se dedicaba a toda clase de inmoralidades con los milicianos”. Con posterioridad, se comprobó que nada más iniciarse la sublevación se marchó al pueblo de Caucín, en donde permaneció hasta el día anterior a su detención y que por tanto no pudo cometer los delitos por los que fue condenada a muerte.
Condenada a muerte y se le conmuto la pena por prisión.
En Granada se dictaron veintiuna sentencias de muerte conmutada contra mujeres, algunas de ellas con responsabilidades políticas en los pueblos de Loja, Fornes, Almuñecar, Moclín, Illora, Santa Cruz del Comercio, Baza, Arriate, Alcalá la Real, Salar y Alhama, en juicios mayoritariamente celebrados en la capital granadina.
1 de abril de 2019
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