Mateo Pedro Recober Ruzafa nació en Noviembre de 1904 en Baza (Granada), aunque fue Guadix, también de Granada y cabeza de partido de los pueblos de la comarca, la localidad que le acogió hasta 1941. Prisionero y juzgado por el régimen franquista fue finalmente desterrado él y los suyos para abandonar aquella tierra como reza en la sentencia.
Mi padre y mi madre Ana María tuvieron 7 hijos, yo que nací en 1926 y soy el mayor, me acuerdo que vivimos en aquel entonces como lo vivieron muchos, momentos muy difíciles y todo un rosario de penurias.
Mi padre, un joven de 27 años y con ideas siempre socialistas, anhelaba en aquellos años previos a 1931, un cambio que diera salida a aquella situación de explotación y miseria que vivían los trabajadores de toda la comarca. Fue la proclamación de la II República en 1931 un resplandor, un respiro, una posible salida a tanta marginación.
Todo cambió con el golpe franquista del 1936, en Guadix que no triunfo el golpe militar y que resistió como zona republicana durante toda la guerra, se vivieron batallas tremendas, el acoso por parte de los franquistas fue feroz y los fusilamientos por un lado y los ajustes de cuentas por otro, dieron lugar a la división de familias enteras y se vivieron situaciones desgarradoras.
Recuerdo que los primeros días de la revuelta, los muertos en las calles se contaban por decenas, mi madre no dejaba salir a mi padre a la calle, pero en un descuido se fue, se puso un brazalete de la cruz roja en el brazo y estuvo ayudando a retirar cadáveres y echándolos a un camión, yo tenía 10 años cuando viví todo aquello.
Mi padre con 32 años y con 5 hijos fue llamado en 1938 para incorporarse a las filas republicanas y su destino fue la zona de Cataluña.
Declarada el fin de la guerra en Abril del 1939 ya éramos 6 hermanos, escribí a mi padre una misiva en nombre de mi madre donde le queríamos dar a entender que yo, Mateo, estaba enfermo en Madrid, que no regresara a Guadix y es que teníamos en la puerta de casa al “boqui”, un guardia civil que esperaba todos los días para detenerle.
Mi padre no haciendo caso a la nota se presento en Julio en casa, casi desnudo y descalzo, contó que vino por Valencia, pasando por varios campos de concentración, andando gran parte del trayecto y que la ropa, las botas y el reloj de su padre, se las quitaron unos moros de franco.
En casa estuvo unos días escondido, pero el 19 de Julio de 1939 y recuerdo que era la hora de comer, golpearon fuerte a la puerta y se lo llevaron detenido a la comisaría, de allí luego a la azucarera, habilitada entonces como cárcel.
Manuel otro hermano de mi padre ya estaba preso en la azucarera y tuvo peor suerte que él, ya que los falangistas que entraban todos los días para pegar a los presos, lo mataron a palos atado a una columna, yo que aquel día pude entrar para visitarles, fui testigo de aquella imagen dantesca.
En la azucarera estuvo 2 años, hasta 1941 y luego fue trasladado a la cárcel modelo de Granada, donde estuvo hasta que fue juzgado en Abril del 1944, la causa “Auxilio a la Rebelión”, la condena, 12 años, que luego le fue conmutada por libertad condicional y destierro con todos los suyos a no menos de 500 kilómetros de Granada. La libertad vigilada, le conllevaría durante mucho tiempo a tenerse que presentar periódicamente en comisaría.
Mis padres sin tener donde ir, decidieron dirigirse a Madrid como lugar de destierro, ya que allí teníamos familia. A finales del 1946 éramos con mis padres 9 de familia y con mis tíos hacíamos 15 en la casa.
Como añadidura a las dificultades propias de escasez en este destierro forzado, el hambre de la posguerra, y como consecuencia de su estancia en la cárcel, cae mi padre enfermo de tuberculosis y queda hospitalizado en el hospital de Valdelatas.
Durante todo este periodo es mi madre quien se presenta en comisaría en nombre de mi padre, donde tiene que soportar insultos y todo tipo de improperios.
Después de 3 años en el hospital y operado de toracoplastia, consigue recuperarse e incorporarse con nosotros, pero la situación para los que habían luchado por la república sigue siendo de represalias, de temor y no había cambiado mucho.
Durante mucho tiempo y en días señalados nos dejaban por debajo de la puerta un pasquín que le recordaban…. “Rojo, sabemos quien eres, te estamos vigilando, etc. Una cuartilla que le recordaban y nos recordaban a todos en casa nuestra condición de perdedores y por lo tanto subyugados a tener que vivir bajo la presión y el temor.
Pese a todo ello mi padre seguía siendo de ideas socialistas, visitaba de vez en cuando a antiguos compañeros y regresaba triste porque algunos de ellos, que con el paso del tiempo ya estaban situados, lo trataban con desprecio e indiferencia, pese a ello traía escondido un periódico socialista.
Ya en época de transición democrática, los días señalados como el 14 de Abril o el primero de Mayo y como celebración personal, pero de rabia contenida se ponía un clavel rojo en la solapa. El siempre anheló con poder ver algún día un cambio en España, ver un gobierno socialista, pero no le dio tiempo, falleció el 12 de Marzo de 1982 a los 78 años de edad, un mes antes de que ganara las elecciones por primera vez el partido Socialista.
Ese día mi hermana Librada y yo nos acordamos tanto de nuestro padre, nos inundaba la alegría, pero a la vez por dentro la tristeza de que él no pudiera estar con vida para haber saboreado esa alegría, en aquel momento no pudimos hacer otra cosa que recordarle con mucho cariño y llevarle a su tumba un ramo de claveles, rojos, muy rojos.
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