La fundación eclesiástica San Carlos y Santa Margarita, constituida con los fondos dejados en herencia hace 12 años por un particular, se dispone a construir una residencia de ancianos nueve años después de su constitución y tras la amenaza de una huelga general en la pedanía de Tocón (Íllora, Granada). La fundación, presidida por el arzobispo de Granada, vendió entre 1995 y 1996, por un precio inferior al valor registral, la mayor parte de las fincas y no ha convocado las becas para ayudar a cursar estudios eclesiásticos y civiles que constan en sus estatutos.
Una asociación ciudadana, disconforme con la mera construcción del centro de acogida, convocó el domingo a los vecinos para dar a conocer las disposiciones testamentarias de Carlos Arévalo, desconocidas en su literalidad hasta ahora. La semana pasada el ecónomo del Arzobispado, como vicepresidente de la fundación, explicó a las autoridades de Tocón que la escasa rentabilidad de las tierras ha impedido edificar antes la residencia y los ha impulsado a vender la mayor parte de las propiedades para obtener el dinero necesario. Este periódico intentó ayer sin éxito conocer la opinión del ecónomo del Arzobispado. Las ventas, sin embargo, fueron escrituradas hace años, entre 1995 y 1996. El único comprador es el constructor Isidro Moleón que pagó 105 millones de pesetas, aunque el valor den registral es de unos 297 millones. En total, unas 150 hectáreas de secano, parte de las cuales fueron calificadas como urbanas y urbanizables, aunque no se han construido. Tierra de colonos La fundación eclesiástica figura aún como propietaria de una finca de 15 hectáreas con un valor de 40 millones y otra de 11 valorada en nueve. Además ha vendido, o se dispone a vender, a la mayoría de los colonos la tierra que han ocupado tradicionalmente.
En el proyecto de obras presentado en los últimos días en el Ayuntamiento la fundación ha corregido la inversión inicial de 110 millones para la residencia y la ha reducido a 105. La fundación se constituyó en 1990, pero ha permanecido inactiva, salvo para ceder gratis por treinta años un solar a la Guardia Civil, hasta hace una semana en que, tras el anuncio de la convocatoria de una huelga general, los obreros comenzaron a arreglar las cubiertas de la casa de Carlos Arévalo, la futura sede de la residencia. El terrateniente y su esposa determinaron que la fundación la presidiera el arzobispo de Granada. Como vicepresidente designaron al ecónomo del Arzobispado. Sólo permitieron que dos seglares de su absoluta confianza formaran parte del patronato A su muerte éstos serían sustituidos por sendos labradores residentes en Tocón y propuestos por el arzobispo "procurando siempre que sean de los más adictos a la causa del fundador y su esposa".
Esta última voluntad no se ha cumplido y los eclesiásticos son los únicos que figuran en el patronato. En 1996, a la vista de que el Ayuntamiento declaró la ruina parcial del caserón, la fundación dio señales de vida y presentó un proyecto de obras jamás ejecutado. "El 25 de marzo pasado pedimos información pero no se dignaron a contestarnos. Luego, la semana pasada, con la amenaza de la huelga, el ecónomo decidió recibirnos", explica Ramón Morales, alcalde pedáneo de Tocón. Morales dice que convocará la huelga de nuevo si las obras sufren un retraso injustificado. La muerte hace 12 años de la viuda de Carlos Arévalo Sánchez, propietario del 90% de las tierras que rodean la pedanía, alimentó grandes expectativas entre el millar de habitantes de Tocón que nunca se han cumplido. Arévalo dejó escrito en su testamento que cuando fallecieran él y su esposa los bienes se destinaran a construir la mentada residencia; a la creación de becas para estudios eclesiásticos y civiles, y como ayuda a la asistencia de ancianos pobres
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